Superando a la bomba rubia

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El papel de las mujeres en el sétimo arte ha quedado marcado por el paso de un huracán que se llamó Marilyn Monroe. Una bomba sexy que no encuadra en otro nivel que el de rubia fácil, la antítesis de la mujer luchadora, talentosa, profesional. Está claro que es el macho chauvinista, que muchos hombres llevamos dentro, quien le ha dado una descomunal importancia a la protagonista de La Comezón del Sétimo Año.

Lo digo no porque tenga nada en contra de Marilyn Monroe, cada quien es dueño de sus actos. Pero imagino que damas tan imponentes como Vivian Leigth (que no necesitó mostrar la pierna en Lo que el Viento se Llevó) o la belleza nívea de Audrey Hepburn en Desayuno en Tiffanys no quisieran ser comparadas con una mujer que explotaba su voluptuosa anatomía y su dorada cabellera como sus mayores atributos.

El cine ha tenido grandes damas en su historia y hoy se siguen mostrando. Desde la bella pero impresionante Jennifer Lawrence (la mejor pagada del mundo) que todos los años es candidata al Óscar y a la vez asume roles taquilleros como el de Katniss Everdeen en Los Juegos del Hambre. O la española Penélope Cruz que utiliza su sensualidad e histrionismo para tratar temas tan fundamentales como el cáncer de mama.

Tampoco es imprescindible ser una consabida “cara bonita”. La primera dama del cine Meryl Streep no es exactamente una mujer hermosa. Su rostro es duro, incluso su mirada más allá de seductora termina siendo portadora de una indisimulada inteligencia, de aquella clase que “asusta a muchos hombres”. Sin embargo, la múltiple ganadora de estatuillas doradas es capaz de interpretar todo tipo de roles, de generar sentimientos encontrados, seducir o ser odiada gracias a su potencia interpretativa.

Quiero mencionar y resaltar a una actriz que hoy no pasa desapercibida para ningún cinéfilo: Melissa McCarthy. La tercera mujer mejor pagada de la industria cinematográfica. Y no se trata de ninguna belleza de portada. No es una chica con cuerpo de modelo. Ella es más bien gordita, pero es la nueva garantía de taquilla en los Estados Unidos. ¿Quieres una comedia que triunfe?, dale el protagónico a Melissa.

Sin embargo, no todo lo que brilla es oro. En la semana donde se celebra el Día Internacional de la Mujer, se tiene que mencionar el abismo salarial que existe entre hombres y mujeres. Pero, advierto que mi opinión al respecto no es simplista ni conmiserativa con el mal llamado “sexo débil”. Me aúno a lo que Jennifer Lawrence señaló en su momento, las mujeres deben luchar por superarse.

El gran ejemplo que se menciona es el de Robert Downey Jr. y sus casi 90 millones de dólares facturados al año. Hay que entender que este gran actor superó sus adicciones y encontró un personaje tan redituable como el Iron Man de Marvel. Sin ese rol, su presupuesto estaría muy por debajo de la astronómica cifra antes mencionada. Claro, sin él los exitosos filmes de superhéroes no serían tan populares. Lo mismo pasa con Harrison Ford, ganó mucho más que todo el elenco de la última cinta de Star Wars, pero es que Han Solo se roba la película.

En la televisión la comedia Modern Family es la número uno, y en su reparto la colombiana Sofía Vergara percibe muy por encima el mejor salario. Es la top one de la televisión norteamericana. Es que la serie desaparecería sin ella, es su mayor atractivo. Quizás el problema no es tan salarial, sino de oportunidades. Y como en todo negocio, el protagonista debe ser sinónimo de super ventas para ganar super bien.

 

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