Todos los pueblos, todos los tiempos

 

Existió una unidad de medida de longitud llamada“toesa del Perú” poco conocida ahora, aunque prestó buen servicio en la epopeya que concluyó con el establecimiento del sistema métrico decimal.

Todo esto ocurrió en el siglo XVIII, entre 1735 y 1795.

La toesa del Perú consistía en una vara de metal de 1.946 metros (así lo expresamos ahora pero en ese entonces no existía el patrón metro). Nos informa Wikipedia que toesa era desde mucho tiempo atrás, una unidad de longitud cuyo nombre proviene del francés toise.

¿Por qué del Perú? Cuando surgió en Francia la convicción de que las medidas de longitud debían basarse en el globo terráqueo, equipos científicos partieron a dos lugares elegidos del planeta para medir su esfericidad.

Uno de los lugares era al sur del ecuador terrestre (antes virreinato del Perú, hoy Ecuador) y el otro, Laponia (ahora Noruega y Suecia).

Luego de establecida la unidad de medida, se la hizo tangible en una vara de metal que serviría como patrón en las operaciones geodésicas.Así nació la toesa del Perú.

A partir de allí “nuestra” toesa pasó a ser la unidad de longitud usada en Francia y otros países y hay muchas referencias a ella en tratados de geografía y similares.

En una tesis de maestría en matemáticas de la universidad argentina del Nordeste, encontramos que “la unidad de medida utilizada fue el patrón que existía en Francia, la toesa del Perú”.

El autor, Jorge Ariel González, se refería a la medición del meridiano terrestre, la gran aventura científica francesa que estamos esbozando a partir del libro de Denis Guedj.

Casi 50 años después de establecida la toesa del Perú, se inició la revolución francesa,que irrumpió de modo dramático con la toma de la Bastilla en julio de 1789.

Una vez reclamada la soberanía para el pueblo, el poder en Francia fue asumido por la Asamblea Nacional.

Esta Asamblea Nacional de Francia fue el órgano de gobierno que tomó la decisión de lograr lo expresado por el sabio asambleísta Condorcet: “Una sola medida para todos los tiempos, para todos los pueblos”.

Para conseguirlo, envió a dos científicos, Jean Baptiste Delambre y Pierre Méchain, al frente de los dos equipos que viajaron en dirección opuesta para buscar la medición perfecta.

La unidad de medida en que basaron sus operaciones de medición de las distancias era la toesa del Perú.

Para Delambre y, Méchain la expedición no fue una empresa sencilla, al contrario, fue una aventura capaz de superar a cualquier película de acción. Incluso uno de los dos científicos murió antes de regresar a París.

Pensada para durar dos años, duró siete debido a todo tipo de percances, entre ellos la inestabilidad política en Francia y la volatilidad de Europa. Había que cruzar fronteras de países que unas veces eran aliados y al día siguiente, enemigos.

La decisión de la Asamblea de Francia no fue inspiración repentina de algún iluminado, sino la respuesta a un problema concreto que enredaba las transacciones hasta la exasperación.

Había entre 700 y 800 nombres de unidades de peso y medida para todo tipo de mercancías y distancias. ¿Quién pondría un poco de cordura en el sistema?.

La unidad de medida por establecerse no sería arbitraria: La operación consistía en medir “con la exactitud más perfecta” la longitud del meridiano terrestre entre Dunkerke y Barcelona.

Fue la mayor medida geodésica de todos los tiempos.

Cuando las mediciones y los cálculos concluyeron, se proclamó que” la nueva unidad de longitud era un fragmento del globo ¡la cuarenta millonésima parte de un meridiano terrestre!” (Denis Guedj, La Medida del Mundo, pag.15).
En forma progresiva el resultado de tan magna empresa, el Metro, con sus decimales y sus múltiplos, fue adoptado por los distintos países.

En el nuestro, el sabio Mateo Paz Soldán escribió en su obra monumental“Geografía del Perú”, publicada en forma póstuma en 1862:
“En los pesos y medidas tenemos el antifilosófico sistema español: Para los pesos el quintal, para la longitud, la vara, y así en todo lo demás. Sería de desear que se adoptase cuanto antes el sistema métrico decimal que tiende a ser universal, por su base tan sabia y su comodidad en la práctica”.

Afortunadamente así se hizo en el Perú y lo mismo en el resto del mundo salvo en tres países: Estados Unidos, Birmania y Liberia.

Hace poco alguien en la BBC se preguntaba por qué EEUU no adopta todavía el sistema métrico universal y sigue con sus pulgadas, pies, yardas, varas y demás.

La respuesta sugerida es el “excepcionalismo estadounidense” reflejado también en la fijación de sus ciudadanos acerca de la libertad para portar armas.

Es verdad que no siempre impera el sentido común, hay decisiones que responden más a factores emocionales que a razones de conveniencia.

Tal vez tengan que cambiar pronto su sistema debido al auge de China, y al final, el gran Condorcet habrá logrado su sueño de universalidad.

 

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