Trabajo humano y “obra bien hecha”

 

La superación del utilitarismo sólo es posible considerando a la persona como totalidad, sin reduccionismos. Hay que prevenir a los educandos acerca de la tentación de trabajar principalmente para tener más, no para ser mejor.

A partir de la edad adolescente es muy formativo que los hijos ocupen una parte de su

tiempo en algún trabajo profesional ocasional compatible con el estudio. Padres y profesores deben fomentar que los jóvenes aspiren a lo que Juan Ramón Jiménez llamaba “el trabajo gustoso”, concepto que le inspiraron un mecánico malagueño y jardinero sevillano que amaban su trabajo:

“Siempre he sido feliz trabajando y viendo trabajar a gusto y con respeto, y por dondequiera que he ido he ayudado y exaltado este poético trabajar a gusto. También he sido testigo, de grandes bellezas del trabajo por el trabajo o por una relación, un enlace, una escapatoria entre el trabajo y otra circunstancia que lo acompañaba hermosamente

Otro referente para el trabajo humano es el concepto de “obra bien hecha” desarrollado por Howard Gardner, profesor de la Universidad de Harvard. Fue formula anteriormente por Víctor García Hoz, sosteniendo que para que el trabajo cumpla función educativa ha de ser realizado con la mayor perfección posible siguiendo cinco etapas: bien ideado, bien preparado, bien realizado, bien acabado y bien valorado evaluado.

Para Lucia Copello el trabajo es una oportunidad para que una persona se cuestione dónde quiere dirigir su obrar. En el trabajo el hombre hace       y se hace a sí mismo posibilita superar los propios límites y autoconfigurarse.  Es además            una oportuni-dad para el despliegue de lo que Viktor Frankl llamaba “autotrascendencia”

Fuente: https://www.ideasclaras.org

 

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