Un amor más que imposible (II)

 

En mi anterior crónica del recuerdo, evocaba aquellos días en que hube –mentalmente- de disfrazarme de “Rosa le Blanc”, para enriquecer el tiraje de trescientos mil ejemplares diarios que alcanzaba mi inolvidable “Última Hora”. El toque, consistía en brindar consejos de amor y dolor, a nuestro tumultuoso “poulorum” y todo parecía ir “como el ajiaco”… hasta que un chino se enamoró de la columnista fantasma. Y entonces…

Parió Paula, como se dice

Sí pues. Y entonces, el chino, cansado ya, de evasivas y finteos, se nos apareció enternado como para la gran cita de su vida, ramo de flores en mano y dispuesto a entrevistarse con “Rosa Le Blanc”, como si dijéramos, ”viva o muerta”, mi estimado.

Y como si hubiera aullado la alarma de catástrofe, toda la horda de cachimbeos y vaciladores, que integraban aquella redacción irrepetible, se volcó a mi oficina, “a ver qué hace el loco, ahora”. -Y yo, claro, sobreponiéndome al tremendo roche, expliqué al perconchante de “mi doble” inexistente, que “la señora, estaba de vacaciones, pero que yo, le daría los encargos, que él- el “tioche enamorado”, estimara conveniente.

El hombre, luchando denodadamente con el español, me explicó, como si yo fuera el suegro en vísperas, que sus intenciones eran absolutamente serias y que su fecha de boda, podía fijarse de inmediato, siempre que “Rosa Le Blanc” aceptara su propuesta.

Pero el pata era empeñoso

Como alguien podrá imaginarse, las visitas del empeñoso Tenorio se multiplicaron, hasta que yo, -ya algo cansadito del tema- le inventé que en realidad, su pretendida, se había reconciliado con su ex esposo y que entonces pues, como era obvio, ya el romance chino-francés, no podía ser de ninguna manera.

Un casi muerto de amor

No es para contar la cara que puso el chino, al recibir tan tremenda –y falsa- noticia. Tuvimos que ofrecerle asiento y un providencial vaso de agua que le alcanzó el “Tío Vitufi”, es decir el querido Don Víctor Orzero y Villegas, hombre de gran corazón y más o menos versado en estas lides, que de pasache me hizo “el quite” en una situación que empezaba a poderse pistonuda, con un chino más amarillo que nunca y que además, amenazaba desmayarse… o quizás, algo peor. Con todo, armándome de valor, conforté al desengañado de la mejor manera, con aquello de que “las mujeres son caprichosas… y cualquier día, cambian su orientación amorosa” y otras monsergas parecidas. En fin.
Déjenme decirles que hasta hoy, algunos cachimbeos memoriosos, suelen preguntarme: ¿Y cómo te fue con el chino?. A lo cual, yo respondo más cachoso todavía: “Lo nuestro, no podía ser. El chino, no era mi tipo”.

Como dijo María Félix

Y a veces, resucita en mi memoria, cierta conferencia de prensa ofrecida en el “Bolívar”, por la diva mexicana María Félix, a la cual, mi extrañadísimo hermano Arturo “Apa” Morales, “Hombre Espectáculo” de “El Comercio”, estimulado por algunos “Catedrales” bien servidos, le preguntó: “Señora: ¿es cierto que usted es lesbiana?- Y ahicito nomás, “La Doña”, mordiéndose los labios de pura bronca, le contestó: “Órale. Si todos los hombres fueran tan feos como usted. Pos, ¿Quién sabe, no?… ¡Hasta mañana!

 

Leave a Reply