Una carta al viejo estilo

 

La última vez que postuló a un puesto de trabajo tenía ella 89 años. Consiguió la plaza, que era su empleo soñado.

Esto sugiere el diálogo que sigue:

– ¿Quién es ella, para obtener un puesto a esa edad?

– Se llama Barbara, tiene dificultades visuales y camina con ayuda de un bastón.

– ¿Quién la contrataría?

– Lo hizo una empresa global dirigida por un visionario, la compañía que diseñó el primer mouse para Apple, a pedido de Steve Jobs, por supuesto.

Ella tiene ahora 91 años y continúa en lo suyo, que es inventar objetos útiles, como cuando a los diez años durante la época de la gran depresión, fabricaba los juguetes para ella y sus hermanos.

Es la diseñadora Barbara Knickerbocker-Beskind, la primera terapista ocupacional en su país, Estados Unidos y probablemente en el mundo.

La historia de Barbara fue difundida el 5 de septiembre por la BBC en una sección dedicada a los personajes excepcionales, a los que tienen algo especial que decir.

Contó que desde los diez años ella quería ser inventora, pero se vio impedida de estudiar su carrera elegida porque en la escuela de ingenieros no admitían mujeres en esa época.

Había heredado de su padre el donde la observación −no por gusto él fue uno de los primeros agentes del FBI− y de su madre heredó la creatividad. Con esos dos ingredientes ella podía hacer casi cualquier cosa que deseara.

En 1945 se graduó en artes aplicadas y diseño, por el Home Economics School of Syracuse University, y poco después fue admitida para trabajar en el recién creado programa de terapia ocupacional del Ejército.

“Eso lanzó mi carrera”, cuenta Barbara, y es que la puso en contacto con quienes necesitaban de sus habilidades en el diseño, prótesis funcionales para los veteranos de la guerra y para las terapias de rehabilitación.

Estaba naciendo una especialidad que hoy es indispensable para reparar los daños de la guerra y también lo fue pocos años después, cuando se presentó una gran epidemia de polio con miles de afectados.

Al retirarse del Ejército con el grado de mayor, inició su práctica privada y fue reconocida como la primera terapista ocupacional.

Barbara piensa que la gente anciana es un recurso desaprovechado, cuyo aporte debería ser tomado en cuenta.

Coherente con sus ideas, ella no piensa en el retiro, por eso no dudó cuando en el 2013 el fundador de la firma IDEO, de Silicon Valley, entrevistado en el programa de televisión 60 minutos explicó el trabajo que desarrolla su empresa en la búsqueda de soluciones innovadoras para todo tipo de necesidades.

Barbara contó a la BBC que, teniendo experiencia y habilidades de diseño, creyó que ese era el mejor lugar para sacarles partido.

Pero la protagonista de esta historia sufre de degeneración macular y no puede enviar correos electrónicos, ya que está advertida sobre el riesgo de usar computadora.

Eso no la detuvo; pronto el CEO de la empresa recibió una carta, no un e-mail, una carta mecanografiada y entregada físicamente por medio del cartero, ese personaje entrañable del cual el cine ha sabido sacar partido.

Otro empresario la hubiera desechado, pero esta compañía tenía al mando a un cazatalentos verdadero, por algo la eligió Steve Jobs.

Una semana después le contestaron para informarle del pronto inicio de un proyecto de diseño de implementos para las personas mayores, y que su carta era una coincidencia feliz.

Ya en la empresa, ella comenzó a ocuparse de resolver problemas derivados del desgaste producido por la edad, detalles pequeños que hacen la gran diferencia entre una persona limitada y otra autosuficiente.

Soluciones simples para dificultades cotidianas es lo que aporta Barbara a los nuevos implementos de IDEO. En la entrevista describió varios de ellos, esos que después de oírlos uno se pregunta cómo no se les había ocurrido a nadie antes.

Uno de ellos es cómo evitar el incómodo cambio de pilas desechables en los artefactos usados por ancianos con limitaciones. La nueva idea fue ponerles baterías de recarga nocturna.

Eso es más amigable para quienes sufren de dificultad para manipular piezas pequeñas.“No hay que decirles a las personas ancianas lo que necesitan, pregúntenles directamente a ellas”, aconseja Barbara.

Ya son miles las personas que en estos dos años se han beneficiado con los mecanismos amigables que solucionan problemas reales y hacen a la gente más productiva y más feliz.

Tanto mérito tienen en esos logros la gran diseñadora y terapista pionera, como el ejecutivo de la empresa de Silicon Valley que leyó, en vez de arrojar a la papelera, la carta mecanografiada que le enviaba una mujer de 89 años.

 

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