Violeta Arango: nuevo rostro guerrillero en Colombia

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Mientras se consolida la paz con las FARC y se abre camino al diálogo con el ELN, el Movimiento Revolucionario del Pueblo, MRP, perpetró el atentado centro comercial Andino, en Bogotá, donde Violeta Arango Ramírez es señalada como la cabecilla.

Por ese atentado criminal,  registrado el pasado 17 de junio,  se han capturado a  11 presuntos integrantes del MRP,  al que se le atribuye el ataque que dejó tres víctimas mortales, poniendo al tapete el nuevo rostro de la subversión que parecía estar en fase terminal.

Violeta Arango Ramírez sigue prófuga de la justicia mientras en las   redes sociales de familiares y amigos circula una carta firmada supuestamente por ella  en la que dice que es inocente y que no está en Colombia.

“Hoy soy una exiliada más, una condenada al destierro, abandoné la tierra que más amo (…). Soy inocente, y agradezco a todos aquellos que creen en mí”, dice un fragmento de la misiva pese a que se le sindica como la principal, sospechosa de encabezar el atentado criminal.

Sin embargo, de acuerdo a la policía colombiana, Violeta Arango estaría en el “segundo nivel de mando” en el MRP.

Una de las pruebas de la Fiscalía en su contra es un video registrado cuatro días antes del atentado en el que Violeta y Natalia Trujillo Novoa, una de las capturadas, ingresan a un café internet para presuntamente descargar mapas y planos del centro comercial.

Violeta Arango  es señalada por la Fiscalía de ser la mano derecha de Boris Ernesto Rojas Quijano (a) “Mao” también capturado.

“Se pudo establecer que quienes lideraban la organización eran Boris Ernesto, Mateo y Violeta Arango (…). Les seguían los que armaban y coordinaban los artefactos: Cristian Santiago, Andrés, Felipe y otros, y luego los de logística”, aseguró la fiscalía.

De acuerdo al Ministerio Público ella  se encargaba de labores operacionales en los sitios donde se cometerían los ataques.

El atentado

El ataque del MRP, calificado por el  presidente Juan Manuel Santos como  un acto “cruel, vil y cobarde, levantando la indignación de la ciudadanía y las especulaciones de despistados “analistas” que intentaron culpar del ataque al ELN.

La explosión se registró en un baño del segundo piso del centro comercial Andino que dejó tres muertos y varios heridos.

https://www.youtube.com/watch?v=8bFbf9WOfto

A las pocas horas fue detenida Natalia Trujillo, abogada de la Universidad Nacional, trabajó en Sisma Mujer e Idipron,  profesional asociada de Defensa de Niñas y Niños Internacional Sección Colombia como defensora de derechos de niñas, niños y adolescentes, confirmó Fernando Sabogal director de la ONG.

“Estamos muy sorprendidos, ella es una defensora de derechos humanos, incluso no sabemos en qué momento la ligan al caso, eso es un falso positivo, acá me encuentro que hay otros detenidos de la Universidad Nacional, un hecho aberrante e indignante”, señaló

Explicó  que la  abogada fue capturada en los alrededores del Centro de Memoria Histórica en Bogotá.

El retiro de las FARC

En el último año, alrededor de siete mil combatientes de las FARC se retiraron de un vasto territorio colombiano, equivalente a 242 municipios, ante lo cual otros grupos armados tratan de ocupar los llamados “territorios liberados”,

“Con la firma del acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las FARC, el país entró en una fase de transición caracterizada por la continuidad del crimen organizado, de algunos grupos guerrilleros y de otro tipo de expresiones armadas, agentes y redes criminales que se han hecho más visibles o que están en proceso de formación”, señala el informe “Crimen organizado y saboteadores armados en tiempos de transición”, publicado por la Fundación Ideas para la Paz (FIP).

La salida de esa guerrilla ha permitido avanzadas de ciertos grupos y enfrentamientos entre ellos en zonas que antes dominaba esa organización.

¿Cuáles son estos factores generadores de violencia? Podría hablarse los siguientes tipos principales de organizaciones armadas, sin llegar a contar a los más pequeños grupos criminales que podrían compararse a los de cualquier otro país.

En esta lucha sorda se incluyen desde carteles de drogas  como el Clan del Golfo y el Bloque Meta, Bloque Libertadores del Vichada disidentes y desertores de las FARC y el ELN, así como el Ejército Popular de Liberación y el Movimiento Revolucionario del Pueblo, MRP.

Según la FIP, los repertorios de violencia de los grupos incluidos en la lista incluyen, más allá de los enfrentamientos entre sí y con la fuerza pública: amenazas, extorsión, asesinatos selectivos, la imposición de normas de conducta y la intimidación por medio de panfletos; capacidad de generar impacto humanitario (desplazamiento y confinamiento de poblaciones) y violencia sexual.

La pesadilla de los GAO

En este maremágnum surgen los  denominados grupos armados organizados (GAO), que hasta hace poco eran llamados bandas criminales por el gobierno y que, por lo general, tienen su origen en la desmovilización paramilitar de mediados de la década del 2000.

Están principalmente enfocados a economías ilegales, que van desde la producción, tráfico y comercialización de drogas ilícitas, a la tala ilegal, minería, extorsión, e incluso -posiblemente- tráfico de personas.

Según Pares, los GAO están en 74 municipios colombianos, de los cuales a 18 se expandieron tras la desmovilización de las  FARC.

Como describe la FIP: “Los GAO agrupan a las autodenominadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) o Clan del Golfo, al Ejército Popular de Liberación (EPL) o Los Pelusos, al Bloque Meta y al Bloque Libertadores del Vichada”

En total los GAO tienen, de acuerdo con cifras oficiales mencionadas por la FIP, unos 2.100 integrantes y se encuentran en 13 departamentos del país.

De ellas, el grupo más fuerte es el Clan del Golfo (o AGC, antes llamadas Urabeños o Clan Úsuga), con 1.900 integrantes -según la FIP- o hasta 3.500 si se suman hombres armados subcontratados.

“Las ACG son un entramado criminal que integra diferentes organizaciones (estructuras criminales regionales, narcotraficantes, oficinas de cobro, pandillas, combos)”, dice el informe de esa fundación, “que trabajan bajo un mismo nombre, pero que cuentan con autonomía en su accionar”. Las llama una “franquicia”, que tiene nodos en toda Colombia e incluso en el extranjero.

https://www.youtube.com/watch?v=B3SONBH-RD0

La salida de las FARC de la zona del Pacífico, de especial interés para el transporte de cocaína, la explotación maderera y de minería de oro, coincidió con una avanzada de este grupo en la zona, lo que está -como indicamos- resultando incluso en enfrentamientos con el ELN.

Ese no es el único impacto sobre las poblaciones locales, pues al avanzar otros grupos están sometidos a reclutamiento infantil, extorsión y asesinatos selectivos.

https://twitter.com/ELN_Paz/status/876248001739706368?ref_src=twsrc%5Etfw&ref_url=http%3A%2F%2Fcnnespanol.cnn.com%2F2017%2F06%2F17%2Fexplosion-en-centro-comercial-andino-en-bogota-deja-al-menos-un-muerto%2F

Los Puntilleros, por su parte, son una organización más pequeña (con unos 70 integrantes, según cifras oficiales citadas por la FIP), y más concentrada territorialmente en una zona de los Llanos Orientales.

El Ejército Popular de Liberación (EPL), al que las autoridades llaman Los Pelusos, son una disidencia de aquella guerrilla que se desmovilizó en 1991. Se concentra en la zona del Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander, fronterizo con Venezuela.

https://twitter.com/ELN_Paz/status/876249470010355716?ref_src=twsrc%5Etfw&ref_url=http%3A%2F%2Fcnnespanol.cnn.com%2F2017%2F06%2F17%2Fexplosion-en-centro-comercial-andino-en-bogota-deja-al-menos-un-muerto%2F}

De acuerdo con cifras oficiales citadas por la FIP cuenta con 132 miembros, aunque la fundación calcula que pueden ser unos 200 pero es un grupo con gran capacidad militar, que ha dado algunos golpes a la fuerza pública.

Este es el panorama de incertidumbre que se vislumbra tras la dejación de armas de las FAR y el proceso de diálogos con el ELN, Nuevos grupos subversivos que tratan de copar los “territorios liberados” para convertirse subrepticiamente en aliados de los grandes carteles de la droga.

 

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