Viviremos para narrar la vida

 

Conmemorando los 92 años de fundación institucional de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANP)

Estimados compañeros y compañeras, como amicalmente nos tratamos en la ANP. A todo le Comité ejecutivo Nacional y a los directivos de la ANP. Un saludo cordial y mis oraciones para que cada día logre ser la luz, los mediadores, los amigos, los hermanos, los que alertan, los que vigilan, los hechos cotidianos y de impacto en nuestros pueblos.

La pandemia del Covid 19 ha puesto en primera plana la “pandemia de la desinformación”, seguramente habrán experimentado este fenómeno que nos ha removido los formatos de la labor periodística. Tener la muerte con la guadaña invisible del Covid19 ha cobrado víctimas, oramos por ellos, también por los compañeros que se han contagiado, por los que han sufrido agravios laborales, y por quienes han sentido la ‘desinformación’ en el propio rostro. Las grandes fuentes de información estaban desinformadas, estupefactas. Pero, en ese afán, muchos optaron por fortalecer al pueblo e informar del peligro que se podía ver aunque no medir.

Estimados compañeros y compañeras, les propongo una reflexión con tres puntos: la humana conversión digital, la antropología digital Smart y la importancia de la narración periodística.

  1. La humana conversión digital. Ahora hablamos del Smart Works, del Digital Skills, de social Media, de influencers,.. todos, tratando de satisfacer las primeras necesidades del hombre. Vivimos un puente antropológico, no de mutantes, sino de ‘nativos sapiens’ a ‘nativos sapiens digitales’. Nuestro cerebro respaldado ya por la inteligencia artificial, con comandos sensoriales, intuitivos, mecánicos, para vivir y reportar desde las calles virtuales. El Papa Benedicto XVI nos hablaba de el “nuevo continente” como un mundo necesitado de humanidad. Se ha acelerado el crecimiento de los nativos digitales y esto ha arrastrado a que todos ahora no hagamos tantos juicios a la hora de tener un encuentro virtual como éste.
  2. La antropología digital Smart. Donde el hombre sigue siendo un sediento del saber, del amar, del actuar, del comunicarse. Los lenguajes humanos se viralizan, son circunstanciales, emotivos, calculados, medibles, pensados,… Quizá su riqueza esté en que nos da la capacidad de amoldarnos o adecuarnos a la nueva realidad, a veces sin identificarnos, anónimos en la “Amazonía virtual”. Es decir, tenemos aún el contexto en el que se hace urgente promover los valores cristianos: Jesucristo tiene contenidos a los que todavía se les da millones de likes, su mensaje es preciso: sus mandamientos (amor a Dios y al Prójimo), las bienaventuranzas (Enfermo y me visitaste, fui perseguido por defender la justicia), la ‘regla de oro’: “no hagas a otro lo que no quieres que te hagan”. Además de los valores deontológicos: comunicar la verdad, construir sociedad, escribir la historia real, testimoniar los hechos con el arte de la palabra, la fotografía, y los audiovisuales.
  3. La importancia de la Narración

El 2020 el Papa Francisco dedica su mensaje a la “narración” invitando a “respirar la verdad de las buenas historias”. En este sentido el lema es: “Para que cuentes a tus hijos y a tus nietos” (Ex 10:2) La vida se hace historia”. (Ref. referencia la tentación en el Edén Gen. 3).

  1. Tejer historias: el hambre de la historia fluye y ayudan a plasmar convicciones y comportamientos, incluso a comprender quiénes somos. El tejido de la historia muestra referentes y motivadores de la vida, aunque tiene la tentación de contar mentiras o tejer el mal. 
  1. No todas las historias son buenas, y algunas rompen los hilos de la convivencia, despojan al hombre de su dignidad, manipulan (deepfake). Ante ello necesitamos de la sabiduría que ayude a encontrar las verdaderas novedades en la vida cotidiana. 
  1. La Historiade las historias. Llamados a seguir tejiendo las historias de la obra admirable que es la persona humana, la historia de amor entre Dios y la humanidad. El comunicador cuenta y graba los episodios que han dado sentido a lo sucedido. Ya Jesús lo hizo narrando parábolas para transformar la historia. 
  1. Una historia que se renueva. Las historias se escriben no sobre piedras sino sobre corazones de carne. Cada uno de nosotros conoce diferentes historias que huelen a Evangelio, que han dado testimonio del Amor que transforma la vida. Estas historias requieren que se las comparta, se las cuente y se las haga vivir en todas las épocas, con todos los lenguajes y por todos los medios.
  2. Una historia que nos renueva. Al leer las historias las vemos reflejadas en la nuestra. La historia en la que triunfa el amor, la misericordia. Es una historia que la necesitamos todos, conocerla para cambiar. Esta historia es la nuestra, de dónde venimos, a dónde vamos, quiénes somos a los ojos de Dios, cómo el Espíritu va transformando los corazones dóciles y duros.   

Estimados compañeros y compañeras Viviremos para narrar la vida

Modelo de comunicadora: María, madre de Dios.
“Nos encomendamos a una mujer que tejió la humanidad de Dios en su seno y —dice el Evangelio— entretejió todo lo que le sucedía. La Virgen María lo guardaba todo, meditándolo en su corazón (cf. Lc 2,19). Pidamos ayuda a aquella que supo deshacer los nudos de la vida con la fuerza suave del amor”:

Oh María, mujer y madre, tú tejiste en tu seno la Palabra divina, tú narraste con tu vida las obras magníficas de Dios. Escucha nuestras historias, guárdalas en tu corazón y haz tuyas esas historias que nadie quiere escuchar. Enséñanos a reconocer el hilo bueno que guía la historia. Mira el cúmulo de nudos en que se ha enredado nuestra vida, paralizando nuestra memoria. Tus manos delicadas pueden deshacer cualquier nudo. Mujer del Espíritu, madre de la confianza, inspíranos también a nosotros. Ayúdanos a construir historias de paz, historias de futuro. Y muéstranos el camino para recorrerlas juntos.

Javier Abanto Silva, O.P.
Promotor General de Comunicación
Roma, 21 de julio de 2020

 

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