Watergate y las verdaderas razones del ”secretismo”

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Documentos desclasificados de la CIA revelan los verdaderos motivos   de las “razones de Estado” que se utilizó en  diciembre de 1972 para intentar ocultar el espionaje gubernamental en el caso Watergate que desembocó en la renuncia  del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon.

No existía ninguna razón valedera para frenar las investigaciones periodísticas  del Washington Post,  lo que hace dos semanas de confirmó esta vez con los documentos desclasificados de la CIA desnudando lo que trataron de ocultar las “razones de Estrado”, argumento que hasta ahora se utiliza para dejar oculta la basura debajo de la gran alfombra  de  los servicios de inteligencia.

Curiosamente, por decir lo menos, el secretismo sigue siendo el gran argumento delos gobiernos en el planeta, desde las potencias industrializadas hasta las republiquetas bananeras,  agitando el fantasma de la desestabilización política`y la subversión para que no salgan a la luz los documentos clasificados.

El caso Watergate es, pues, la historia que repiten  los engranajes del poder  para ocultar sus entuertos políticos y económicos, pero la otra medalla es el papel de la prensa independiente  que e se enfrenta al culto del secretismo de quienes utilizan todos los medios, lícitos e ilícitos, pàra mantenerse enquistados en las altas esferas del poder.

El escándalo espionaje político  se registró el 19 de junio de 1972 a raíz de un robo de documentos en el complejo de oficinas Watergate de Washington D. C., sede del Comité Nacional del Partido Demócrata de Estados Unidos, y el intento de encubrimiento de la administración Nixon de los responsables.

Al destaparse  la conspiración el Congreso de los Estados Unidos inició una investigación, pero la resistencia del gobierno de Richard Nixon a colaborar condujo a una crisis institucional aunque era tarde porque la verdad empezaba a emerger en la prensa con detalles cada vez más escabrosos.

De la noche a la mañanas salió a la luz  gran variedad de actividades clandestinas ilegales en las que estuvieron involucradas personalidades del gobierno, en actividades que incluían el acoso a opositores políticos y a personas o funcionarios considerados sospechosos, utilizando  organizaciones policiales o servicios de inteligencia, como a la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) o al Servicio de Impuestos Internos (IRS).

El escándalo salpicó a 69 personas, de las cuales 48 fueron encontradas culpables y encarceladas y culminó con la renuncia del presidente Richar Nixon en agosto de 1974.

Documentos desclasificados de la CIA

Esta historia de espionaje y chantaje  empezó con la detención de cinco hombres por el allanamiento del complejo Watergate del Partido Demócrata el 17 de junio de 1972 que,en un principio, se trató de presentar como un simple robo.

Los documentos desclasificados de la CIA esclarecen el papel que desempeñó el cubano anticastrista, Eugenio Martínez, “Musculito”,  en el caso Watergate, uno de los cinco ladrones, conocidos como los plomeros, arrestados mientras trataban de colocar una escucha telefónica dentro de las mencionadas oficinas.

Martínez había sido reclutado por la  CIA como informante, con un sueldo de $100 semanales, en la comunidad cubana de exiliados en Miami y los  fiscales estaban tan convencidos de que era un espía  que exigieron ver su expediente completo en la agencia.

El  principal abogado de la CIA, John S. Warner, en una acalorada reunión en 1973 con los fiscales, se negó de plano.

Warner dijo que bajo ninguna circunstancia la Agencia entregaría toda la información sobre las relaciones de la CIA con Martínez. Warner explicó que acceder a eso era muy difícil para la agencia porque sería traicionar la confianza de un agente”, según el documento recién publicado.

Tres semanas más tarde, el senador Howard Baker, de Tennessee, y el republicano de más rango en la comisión del Senado que investigaba Watergate, se centró en el posible espionaje de Martínez en una carta directa al jefe de la CIA, William Colby.

Si Martínez había indicado, insinuado o sugerido a cualquiera en la CIA o el gobierno sobre actividades clandestinas contra objetivos nacionales  Baker quería saberlo“, según el documento.

El informe no recoge la respuesta de Colby, pero afirma que el jefe dela CIA declaró sobre el asunto en una sesión secreta de la Comisión de las Fuerzas Armadas del Senado nueve días después, testimonio que nunca ha sido dado a conocer.

Martínez, que el mes pasado cumplió 94 años y todavía vive en Miami, siempre ha sido uno de los hombres misteriosos de Watergate.

Participó en tres robos con el equipo, que –aunque algunos de los ladrones pensaban que trabajaban en operaciones de seguridad nacional a nombre del gobierno federal– en realidad recopilaba información de inteligencia política para el presidente Richard Nixon y su campaña de reelección de 1972.

Martínez, quien después de cumplir 15 meses de prisión por su papel en el escándalo de Watergate fue perdonado luego por el presidente Ronald Reagan, escribió un cuidadoso recuento en primera persona de los hechos para la revista Harper’s en 1974.

EUGENIO-CARA

Después de salir de prisión, durante un tiempo fue vendedor de Chevy en la Calle Ocho.

Pero incluso nuevos e intrigantes hechos descubiertos por los historiadores –por ejemplo, la alegación de policías que arrestaron a los ladrones de que Martínez tenía llave de uno de los escritorios de las oficinas del DNC, lo que pudiera sugerir que los ladrones tuvieron ayuda desde adentro– no lo han hecho romper su silencio.

“Si lo ven en una fiesta y le hacen alguna pregunta, aunque sea casual, se limita a sonreír y cambia el tema”, dijo un conocido al diario Miami Herald.

Habíamos escuchado que los historiadores daban mucha importancia a este documento, que consideraban una pieza clave perdida del rompecabezas, de manera que presentamos una solicitud bajo la Ley de Libertad de Información”, manifestó Chris Farrell, director de investigaciones de Judicial Watch.

“Y cuando la CIA no respondió, presentamos la demanda, desafortunadamente la única forma de solucionar hoy en día los casos de información pública”, agregó.

WASHINGTON POST

Farrell dijo que parece que la CIA no entregó todo el documento, que menciona ocho apéndices que la agencia no proporcionó. “Estamos hablando de eso, y si tenemos que regresar a los tribunales para conseguir el resto, lo haremos”, advirtió.

A pesar de la intrigante versión de las sospechas sobre Martínez, el documento no dice nada que cambie lo que se conoce sobre Watergate, aunque sí entrega más detalles.

El único escándalo real aquí es que un documento de este tipo quede clasificado tanto tiempo cuando no tiene ningún secreto”, dijo Max Holland, editor de la circular digital Washington Decoded y uno de los historiadores de Watergate que anda tras la historia de la CIA desde hace años.

“Hay algunos detalles para los aficionados a Watergate”, dijo Holland después de leer el documento el martes. “Pero más importante, apoya en general lo que la CIA siempre ha dicho, que no sabía de antemano sobre los robos, que no sabía que antiguos empleados estaban involucrados, y que se resistió con fuerza a quedar involucrada cuando el gobierno de Nixon trató de bloquear la investigación del FBI diciendo que era una operación secreta de la CIA”, agregó.

Los reveladores documentos de la CIA revelan  que esta clase de conspiraciones no son ajenas a lo que sucede con exasperante rutina en los países donde se sigue rindiendo culto al secretismo por lo que cualquier semejanza NO  es una simple coincidencia.

 

 

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