España: De nombres y otras curiosidades…

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En el tema de los apellidos en España es especialmente curioso el caso de los que tienen su origen en la procedencia social. Por ejemplo, el apellido Expósito hace referencia a la exposición de los recién nacidos cuando se desconocía su procedencia. Es decir, eran niños abandonados por sus padres y en el orfanato se les ponía ese apellido

El caso de los dos apellidos que tienen en España y en los países latinos es algo poco frecuente. Los hispanos ponen primero el apellido del padre y después el de la madre, aunque los portugueses y brasileños ponen primero el de la madre. Pero desde hace algún tiempo. en España se puede inscribir a los hijos en el Registro Civil con los apellidos al revés de lo habitual; es decir, primero el de la madre y después el del padre.

Hay muchos apellidos hispanos con la terminación “ez”, como López, Martínez, Fernández, etc. Esta terminación significa “hijo de”. Parece que viene del idioma vasco o euskera y se introdujo en la Edad Media. Así López es hijo de Lope, Martínez es hijo de Martín y Fernández es hijo de Fernando.

Curiosidades con escritores

La obra literaria de Juan Rulfo (Apulco, Jalisco 1918 – Ciudad de México, 1986) está compuesta por las 400 páginas de un libro de cuentos, El llano en llamas (1953), y de una única novela, Pedro Páramo (1955). Sin duda, estas 400 páginas son algunas de las páginas más elogiadas1, imitadas, comentadas y estudiadas de la historia de la literatura. Tras la publicación de Pedro Páramo y hasta su muerte en 1986, Rulfo se sumió2en el silencio literario más profundo y no volvió a publicar más.

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Salvador Dalí era un gran admirador de Sigmund Freud. Conocía totalmente todas las teorías del psicoanalista, especialmente aquellas relacionadas con el ciclo de los sueños y con el inconsciente pues de ahí obtenía la inspiración surrealista que caracteriza su obra.

Durante las décadas de 1920 y 1930, Dalí fue varias veces a Viena con el objetivo de encontrarse con él, pero no lo conseguía.

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Esto es algo que el propio Dalí narra en su autobiografía:

“Recuerdo con un poco de melancolía las tardes que pasé caminando sin rumbo por las calles de la antigua capital austriaca. Las tartas de chocolate, que tomaba velozmente en las breves pausas entre la visita a un anticuario y otro, tenían un sabor ligeramente amargo (…) Por las noches mantenía largas y exhaustivas conversaciones imaginarias con Freud; una vez vino a visitarme y se quedó toda la noche conmigo colgado de las cortinas de mi habitación en el Hotel Sacher.

Sin embargo, lo consiguió cuando el 19 de julio de 1938, Stefan Zweig y Edward James visitaron a Freud en Londres, llevando con ellos al pintor que por ese entonces ya destacaba.

Dalí aprovechó el momento para dibujar un bosquejo de Freud, el cual posteriormente se convertiría en su obra “Retrato de Sigmund Freud”, el cual puede verse actualmente en el Museo Freud en Maresfield Gardens, Hampstead, la última casa en donde vivió el psicoanalista.

Dalí sintió admiración e inspiración por Freud hasta su muerte, pero el psicoanalista también quedó impactado al conocer al pintor, algo que conocemos gracias a una carta que escribió a Stefan Zweig después de la visita:

Yo tendía a menospreciar a los surrealistas, que parecían haberme elegido como su santo patrón, y los consideraba totalmente excéntricos. Sin embargo, este joven español, con sus maravillosos ojos cándidos y su innegable maestría técnica, me hizo cambiar de opinión.

Quizás Freud no haya sido el santo patrón del surrealismo, pero sí sus teorías están íntimamente relacionadas con la intelectualidad que engloba uno de los movimientos artísticos más importantes del siglo XX.

Cierto día mientras Kipling leía el diario como todas las mañanas se encontró con un anunció que acabó por llamar su atención y escribir una carta al editor del periódico:

“Acabo de leer que estoy muerto. No se olvide de borrarme de su lista de suscriptores”.

Foto internet/medios