Pastillas para el hígado

 

Buena gente
Un paisano de Otárola llega por primera vez a la capital de la república. El congresista le pregunta:
– ¿Qué te parece Lima?
– Muy buena, muy buena
– ¿Por qué?
– Uno llega y de pronto un caballero te conversa amigablemente, luego te invita a cenar, después unos aperitivos, al rato te lleva a descansar en un hotel y al día siguiente te deja unos billetes para tus gastos.
– ¿Hablas en serio? ¿Eso fue lo que te pasó?
– A mí no… pero a mi hermana sí.

Orden militar

Cuentan que en su época de soldado, Urresti dirigía los ejercicios militares de un grupo de reclutas a su mando:
– ¡Soldados, alto..! ¡Cúbranme!
– ¿Va a atacar al enemigo mi sargento?
– No, hombre, se me ha roto el pantalón y… ¡necesito cambiarme!

Invitación fúnebre
Un moqueguano hace su primera visita a Lima. Quiere rendirle homenaje a su paisano, el Amauta Mariátegui:
– Policía por favor ¿cómo se va al cementerio lo más rápido posible?
– ¿Rápido?… Llegue a la avenida Abancay y cruce con luz roja

 

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