Pastillas para el hígado

 

Trago al paso

Alejandro llega a Cabana y de arranque ingresa a un bar para tomarse unos tragos mañaneros. Se le acerca un campesino quien le ofrece en venta un receptor radial. Alejandro quiere aprovechar la situación:

– ¿Cuánto quieres por el aparato?
– Por tratarse de usted, cincuenta dólares.
– Okey. Bebamos primero unas cervezas y luego hablamos.
Hacen el brindis y Alejandro pregunta:
– ¿Y ahora cuánto quieres por la radio?
– Deme treinta dólares
– Puede ser, puede ser.. ¿Qué tal si tomamos otras cervezas?
Pasa el tiempo y Alejandro busca que el receptor le salga gratis.
-Por fin, ¿cuál es el último precio?
– Cinco dólares
Alejandro cree que tiene todas las de ganar. Invita una nueva tanda de cerveza y vuelve a preguntar:
– Bueno paisano, ¿Cuál es su oferta final?
– Mire paisa… voy a decirle la verdad: yo quería vender la radio para beber cerveza. Por suerte usted me invitó. Así es que ahora ya no necesito vender nada.

 

No hay problema
Urresti está en campaña política de pueblo por pueblo. Termina una reunión y apurado ingresa a un restaurante:
– ¡Mozo… sírvame una sopa!
El mesero llega con la sopa y Urresti reclama:
– ¡Oiga…está usted metiendo su corbata en mi sopa!
– No se preocupe señor… no encoge.

 

Sinceros
El ministro de Defensa despide a un grupo de soldados que pasan al retiro. Pero antes pregunta:
– ¿Han sido felices en el ejército?
– ¡Sí… señññor !
– Y ahora que se licencian, ¿qué van a hacer?
– ¡Mucho más felices señññor!

 

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