La selección: Más de lo mismo (OPINIÓN)

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La campaña peruana en la actual Eliminatoria Rusia 2018 es la ventana que permite atisbar que nuestro fútbol se encuentra enfermo, moribundo, mal parado, se le exige con maldad impiadosa a una severa competencia que en las actuales circunstancias, no puede responder.

Es evidente, ahora que huele mal la clasificación, que no tenemos equipo para intentarlo. Los seleccionados del actual equipo de Ricardo Gareca no dan la talla para mirarles a la cara a los adversarios.

Con jugadores mediocres, con pocas excepciones, resulta una necedad insistir que podamos ser capaces de estar en una Copa del Mundo. De hecho, desde 1982 los mundiales sucesivos los vemos por TV.

De ahí que la tarea apunta a remover los escombros y construir una nueva etapa, con una generación que no repita los vicios de los actuales integrantes.

Y ello tiene que ver además con el compromiso y la fragilidad de espíritu que muestran algunos pocos que creen que ser avispados es escurrirse del control y la vigilancia para meterse a una discoteca y mostrar la billetera como mejor argumento de seducción.

Con jugadores mediocres y encima sin comprometerse al proceso, tenemos dos anclas que nos llevan al fondo del océano. Y no es todo. Con Ricardo Gareca hay otra deficiencia. Nomás basta observar su trabajo para darse cuenta que no es el entrenador distinto que creíamos.

Su peor cara como técnico pasa por su decisión de elegir mal. Su equívoco más saltante es insistir en jugadores como Carlos Ascues que no juega en su equipo del Wolfsburgo y sin embargo es premiado cuando en realidad no califica para ser titular.

La terquedad de hacer jugar a Jefferson Farfán que salía de una operación complicada sin el tiempo necesario para su recuperación, empeoró la percepción de un técnico que prefiere escudarse en jugar con los consagrados aun cuando estos adolezcan de estar aptos físicamente.

La actual visión del equipo no ilusiona a nadie. Es muy difícil que Ricardo Gareca nos pueda convencer de que no todo está perdido y que el empate ante Venezuela fue mejor resultado ante la inminente derrota.

El empate 2-2 con Venezuela es igual a que Barcelona se desgañite por un empate ante el peor equipo de la Liga BBVA. No hay comparación pero sirve para dejar en su lugar que se buscaba un triunfo cantado en casa ante el colero de la competencia.

Contra Uruguay ya no se puede pedir que ocurra un milagro frente a un rival que no tendrá piedad ante la ocasión de darse un festín de goles. La actual selección de Gareca es más de lo mismo que ofrecieran en su momento Markarián, Autuori. Pacho Maturana y todos aquellos entrenadores que se hermanaron con el fracaso. (Hugo Laredo Medina).