Mundial Italia 1990: Drogan jugador durante encuentro Brasil-Argentina

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Para muchos de los analistas de fútbol internacional, el Mundial de Italia 90 está considerado el peor de la historia. Pocos goles (115, en lo que es el peor promedio de la historia), juego espeso de la mayor parte de potencias futbolísticas y primacía de las defensas sobre los ataques marcaron una edición que para muchos supuso un paso atrás en la evolución del deporte rey.

Y probablemente así fuera si se analiza con detenimiento todo lo que fue el segundo campeonato del mundo en tierras transalpinas tras el de 1934.

Participaron un total de 24 selecciones con bajas tan ilustres como las de Francia (Papin o Cantona), Dinamarca (los Laudrup), Portugal (Futre entre otros) o México, descalificado por falsificar en un campeonato sub 20 el pasaporte de algunos de sus futbolistas. Bajas que se compensaron con la presencia de Holanda (ausente desde 1978), Costa Rica, Egipto o Estados Unidos para conformar un total de seis grupos de cuatro equipos cada uno.

Un Mundial extraño ya desde un inicio, donde Camerún dio la sorpresa en el partido inaugural venciendo a la Argentina de Maradona por 0-1, que además de caer vio como perdió a su portero Nery Pumpido para el resto del campeonato sustituyéndole Sergio Goycoechea, a la postre de uno de los grandes protagonistas del torneo.

Un Mundial que dejó una primera fase relativamente tranquila, con la clasificación de todas las grandes potencias (algunas con más apuros que otras como Argentina que sólo ganó un partido), con Irlanda clasificándose sin ganar un solo encuentro y con Michel (hat trick ante Corea y gol ante Bélgica) y Totò Schillaci (convocado por sorpresa por Italia a última hora) como mejores jugadores en esta primera fase.

El portero italiano Walter Zenga logró el récord de imbatibilidad: 518 minutos sin encajar un gol.

Claro que si tranquila fue la primera fase no podemos decir lo mismo a partir de los octavos, que tuvieron algunos duelos apasionantes.

Sin duda, el choque estrella fue el Argentina-Brasil, disputado en Turín que acabó con triunfo argentino merced a un tanto de Caniggia tras una buena jugada de Maradona.

Más allá del resultado y la eliminación de una de las peores selecciones brasileñas que se recuerdan (pese a contar con Romario, Bebeto, Aldair o Taffarel, entre otras muchas figuras), el encuentro será recordado por la polémica surgida años después acerca de una posible agua con sedantes que sirvió para dejar KO a un futbolista brasileño en mitad del partido.

No fue el único Brasil-Argentina, el único duelo emocionante de los octavos. España cayó eliminada en la prórroga ante Yugoslavia gracias a un gol de falta de Stojkovic. Camerún ganó 2-1 a Colombia después de que el archiconocido portero colombiano René Higuita perdiera la pelota al intentar regatear a Robert Milla fuera de su área y viera como el camerunés le quitaba el cuero y transformara un gol que además de significar el pase a cuartos se convertía en el tanto anotado por un jugador más veterano en un Mundial (38 años y 20 días).

Milla se aprovechó de un fallo de Higuita.

Milla se aprovechó de un fallo de Higuita.

Sin duda, si los octavos resultaron emocionantes, no menos iban a serlo los cuartos. En especial, dos partidos. Yugoslavia-Argentina, que iba a ser ganado en los penaltis por los sudamericanos pese a un fallo de Maradona en la tanda, y el Inglaterra-Camerún, resuelto en la prórroga con un gol de Lineker que sirvió para dejar fuera al cuadro africano, primer equipo de ese continente que había llegado a tal instancia.

Si algo deslució el Mundial de Italia, fueron sus semifinales, decididas ambas por penaltis tras sendos empates a 1. La Alemania de Matthäus, Brehme, Klinsman, Kholer y compañía iba a ganar a Inglaterra en las penas máximas iniciando los ingleses una terrible racha con las tandas de penaltis que le iban a costar no pocas eliminaciones en el futuro.

En Nápoles, con San Paolo rendido a Maradona, Argentina iba a dejar fuera de combate a Italia en una emocionante tanda de penaltis donde Diego sí iba a anotar en esta ocasión y donde Sergio Goycoechea se iba a convertir en héroe al realizar dos paradas que valieron una final.

Como no podía ser de otra forma, esa final iba a estar marcada por dos factores que habían hecho presencia en todo el Mundial: el penalti y los pocos goles. Fue así, como Andreas Brehme a falta de cinco minutos para el final iba a materializar un discutido lanzamiento desde los once metros que iba a servir para dar a Alemania su tercer y hasta ahora último título y de paso vengar la afrenta de 1986 ante los argentinos.

 El colofón a un Mundial con poco juego, con pocas figuras y Alemania campeón. Existe un dicho entre los aficionados holandeses que dice que los torneos pobres siempre ganados por Alemania. Esta vez, así ocurrió.

Fuente: colgadosporelfutbol.com