Mundial México 1986: Mundo deportivo se rinde a los pies de Maradona

shadow

 

Fue el Mundial de Platini, de Zico, de Butragueño, de Gary Lineker, brillantemente máximo goleador del campeonato y ante todo, fue el Mundial de Maradona. Fue México 1986, posiblemente, el mejor campeonato del mundo de la historia.

En él, un hombre llevó a su selección a lo más alto del fútbol por segunda vez en su historia. En él, dios se vistió de jugador y asombró al mundo con la mayor de las habilidades, con la mayor de las virtudes, con la técnica, con el talento por bandera. Maradona hizo magia en México en un mes de junio de 1986 que lo encumbró al Olimpo de los futbolistas, quien sabe si a la altura de Pelé o Di Stéfano.

Fue para empezar México la sede de un torneo en el que participaron 24 selecciones (ocho más que en España) y que estaba programado para disputarse en Colombia.

Sin embargo, las dificultades económicas, presiones de las marcas comerciales y una exigencia tremenda de la FIFA (exigía 12 estadios con capacidad mínima de 40.000 personas para la primera fase, 4 estadios con capacidad mínima de 60.000 personas para la segunda fase, 2 estadios con capacidad mínima de 80.000 personas para el partido inaugural y la final, a instalación de una torre de comunicación en Bogotá, el congelamiento de las tarifas hoteleras para los miembros de la FIFA a partir del 1 de enero de 1986, entre otros, la emisión de un decreto que legalizara la libre circulación de divisas internacionales en el país, una robusta flota de limusinas a disposición de los directivos de la entidad. una red de trenes que permitiera comunicar a todas las sedes, aeropuertos con capacidad para el aterrizaje de aviones tipo jet en todas las sedes y una red de carreteras que permitiera el fácil desplazamiento de la afición) llevaron a que el país sudamericano renunciara y el premio se lo llevaran los aztecas que dieciséis años habían organizado una edición repleta de emociones.

La primera fase del torneo apenas dejó sorpresas. Las grandes selecciones cumplieron y quizás lo más destacado fue la victoria de Brasil sobre España en un partido donde Michel anotó un gol fantasma que no subió al marcador o la gran actuación de la Dinamarca de Laudrup, primera en un grupo en el que ganó a Alemania (que pasó segunda con una única victoria) y goleó a Uruguay por 6-1.

Nunca los errores arbitrales tuvieron tanta repercusión como en México 86.

Sin duda, como suelen acontecer en este tipo de citas, lo mejor vino a partir de octavos. La “dinamita roja” danesa que había asombrado a propios y extraños fue batida sin piedad por España en una espectacular tarde de Emilio Butragueño, autor de cuatro goles en Querétaro que sirvieron para poner a los españoles en cuartos, como también lo hicieron las otras grandes potencias, a excepción de Italia, batida cómodamente por Francia por 2-0.

Unos cuartos de final que iban a deparar varios de los momentos más memorables de la historia de la Copa del Mundo. España cayó en los penaltis ante Bélgica después de haber sido mejor. Un fallo de Eloy Olalla condenó a una selección que de nuevo era incapaz de superar la barrera de cuartos. A esos mismos penaltis hubo de recurrir Alemania para batir a México, brillante anfitriona con Hugo Sánchez en escena como cabeza más visible.

Claro que los dos mejores partidos fueron otros. Uno de ellos el Francia-Brasil. Un canto al fútbol que, como no, se hubo de resolver también en la lotería de los penaltis. Una tanda para la historia por los fallos de Platini, Sócrates y el famoso gol de Bellone, concedido después de dar el balón en el poste y posteriormente el cuerpo del cancerbero galo. Sufrido triunfo en definitiva para Francia que puso de esta forma pie por segunda vez consecutiva en semifinales.

Lo del otro partido merece ubicación a un lado. Fue el partido de los partidos. Precedido por un conflicto bélico entre ambos países, Argentina e Inglaterra se enfrentaron en el estadio Azteca en un recuerdo imborrable. Imborrable porque ese día Maradona se vistió de dios para anotar un primer gol con la mano y porque ese mismo día, ese mismo “barrilete cósmico” protagonizó la mejor jugada de la historia del fútbol. Una arrancada de más de 50 metros partiendo en su propio campo que le permitió sortear a medio equipo inglés y anotar uno de los más bellos tantos que se recuerdan que sirvió para meter a los albicelestes en semifinales.

Maradona anotó el primer gol a los ingleses apoyado por la mano que él mismo definió como de dios.

Las semifinales no fueron sin duda lo más recordado. Argentina y Alemania vencieron sin grandes dosis de fútbol a Bélgica (dos tantos de Maradona) y Francia por 2-0 y sellaron una final más que interesante.

Partido definitivo que acabaría con un 3-2 favorable a Argentina ante una Alemania comandada por grandes nombres como Rummenige, Matthäus, Brehme o Schumacher. Elenco impresionante de jugadores que de nuevo se vieron sobrepasados por un extraterrestre. Era Maradona, el hombre que hizo de México 86 una fiesta de Argentina y del que se dijo que el sólo fue capaz de ganar el Mundial. Y todo ello, pese a contar con Bilardo en el banquillo y con Valdano o Burruchaga en el césped.

Fuente: colgadoporelfutbol.com/Foto: chilango.com