OIT: Urge prevenir y mitigar efectos de la COVID-19 en empleo rural de América Latina

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Los países de América Latina enfrentan el desafío de prevenir y mitigar los efectos del contagio de la COVID-19 sobre el empleo rural con medidas basadas en un enfoque territorial y sectorial, destinadas a evitar un efecto devastador en un sector clave por su importancia para la seguridad alimentaria, donde predomina el trabajo en condiciones de informalidad.

La nota informativa “Hacia la territorialización de medidas para prevenir y mitigar el contagio con el COVID-19 al empleo en las áreas rurales de América Latina​”, publicado recientemente por la Oficina Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, realiza un diagnóstico de la situación de vulnerabilidad del empleo rural desde antes de la pandemia.

“Si bien el ámbito rural en la región se caracteriza por una menor densidad demográfica, los impactos podrían ser mucho más devastadores. Se trata de un sector que incluso antes de la pandemia estaba marcado por la pobreza, la exclusión y la informalidad en el empleo”, dijo Efraín Quicaña, especialista regional en economía rural de la OIT y autor de esta nota informativa.

De acuerdo a los últimos datos disponibles de la OIT en América Latina, el 76,8% de trabajadores rurales tienen empleos informales, una tasa que equivale a cerca de 41 millones de personas. En general el trabajo informal implica empleos inestables, con bajos ingresos, sin protección social ni derechos laborales.

En el caso de las mujeres rurales, la tasa de informalidad se ubica en 78,8% por encima de la de los hombres que es 75,9%, en un mercado laboral en el que se encuentran subrepresentadas entre asalariados, empleadores y trabajadores por cuenta propia y sobrerrepresentadas entre trabajadores familiares auxiliares.

“Mujeres y hombres que trabajan en la economía informal rural se enfrentan a desafíos adicionales pues son zonas que generalmente están menos equipadas para prevenir y responder a una emergencia sanitaria como la del COVID-19, con dificultad para el acceso a servicios básicos, en especial los de salud, saneamiento y a servicios para el desarrollo productivo de las áreas rurales”, alertó Quicaña.

Si bien la pandemia genera un efecto devastador en todos los sectores sociales y económicos, la nota informativa advierte que en el caso de la agricultura, una actividad de vital importancia en la mayor parte de las economías rurales, la crisis podría tener repercusiones mayores.

“La agricultura es clave no solo en términos de empleo y en lo económico, sino que también en términos de seguridad alimentaria durante y después de la pandemia”, señala el documento elaborado por la Oficina Regional de la OIT.

Enfoque territorial y sectorial

De acuerdo a la nota informativa, es necesario adoptar un enfoque territorial y sectorial en la gestión de la crisis y reactivación de las actividades en las zonas rurales a fin de garantizar la supervivencia de las personas, el empleo, los ingresos y la seguridad alimentaria.

En ese sentido, el documento de la OIT destaca el dialogo social y la implicación de los actores sociales (organizaciones de empleadores y sindicatos) como componentes esenciales para asegurar que el enfoque territorial y sectorial que buscan superar los problemas de coordinación tengan éxito tanto en las fases de la crisis, así como en la salida y reactivación.

“Establecer instancias de coordinación público-privada resulta un factor indispensable en esta lucha contra la pandemia en el ámbito rural. En este caso, los gobiernos sub-nacionales (regionales y locales) pueden jugar el rol de articulador y las dependencias públicas sectoriales (salud, educación, transporte, agricultura, turismo, etc.), el de brazos ejecutores”, enfatizó Quicaña.

Las medidas adecuadas para prevenir y mitigar los impactos del COVID-19 sobre el empleo en las áreas rurales de América Latina, deben estar centradas en tres ámbitos esenciales:

i) salvar vidas, prevenir y mitigar el COVID-19,
ii) garantizar la protección y la seguridad alimentaria, y
iii) salvar las empresas, proteger a los trabajadores y sentar las bases para la reactivación de actividades y sectores.

“Hoy más que nunca es clave la adopción de medidas para salvar los empleos, los ingresos y las empresas que sean inclusivas y sostenibles durante todas las fases de la pandemia”, remarcó el especialista regional de la OIT.