Países del norte de África expresan su preocupación y evitan romper con Qatar

shadow

 

TÚNEZ.- Varios países árabes del norte de África se han desvinculado por el momento de la maniobra diplomática saudí para romper con Catar y han resistido los llamamientos de Riad para cortar las relaciones con el emirato.

Túnez y Argelia han optado por la cautela y han coincido en su preocupación y en su llamamiento al diálogo para solucionar una crisis que se remonta al inicio de las ahora fallidas “primaveras árabes”.

En declaraciones el lunes a la prensa, el jefe de la diplomacia tunecina, Kemaies Jindahui, insistió en que su país espera “que está crisis pueda ser contenida y superada”.

“El mundo árabe tiene ya muchos problemas y esperemos que los hermanos del Golfo lleguen a un consenso para poder superar sus diferencias. Túnez no desea ni la división ni la crisis”, subrayó Jindahui.

Túnez también se encuentra en una difícil tesitura, ya que en los últimos años han crecido sus relaciones políticas y financieras con Qatar, país que meses atrás le ayudó a superar un grave problema económico con la concesión de un crédito multimillonario en ventajosas condiciones.

Según el gobierno tunecino, fue el propio emir qatarí, jeque Tamim bin Hamad al Thani, quien autorizó una ayuda financiera por valor de 1,000 millones de euros para ayudarle a equilibrar su deuda.

Además, en la actualidad, el partido Ennanhda, cercano ideológicamente a los Hermanos Musulmanes, movimiento al que Doha apoya, es la principal fuerza en el Parlamento tunecino y la formación que sostiene la coalición de gobierno.

En la misma línea, Argelia expresó hoy igualmente su preocupación e instó al diálogo para resolver una crisis diplomática que advirtió tendrá repercusión en la unidad y la solidaridad del mundo árabe

En un comunicado difundido hoy por la agencia oficial APS, el Ministerio de Asuntos Exteriores señaló “la necesidad de observar, en todas las circunstancias, los principios de buena vecindad, de no injerencia en los asuntos internos de los Estados y del respeto de su soberanía nacional”.

“Argelia confía en que las dificultades actuales sean cíclicas y que la sabiduría y la moderación prevalezcan”, concluyó la nota.

Otros países del norte de África, como Marruecos o Mauritania, no se han pronunciado oficialmente aún.

Sólo el gobierno de Al Bayda, una entidad sin influencia política bajo el control del mariscal Jalifa Hafter, hombre fuerte del este de Libia, se ha sumado a una ruptura vinculada al pulso regional por la influencia en el mundo árabe que libra el mayor exportador petrolero y el mayor productor de gas.

La decisión fue transmitida sin aportar detalles a la prensa local por el ministro de Asuntos Exteriores del citado Ejecutivo, Mohamad Dayri, que apenas tiene influencia en los asuntos políticos y diplomáticos del país, que lleva en persona Hafter.

Miembro de la cúpula que aupó al poder a Muamar Al Gadafi, se convirtió en su principal opositor al tirano en el exilio en la década de los ochenta, después de ser reclutado por la CIA y trasladarse a vivir a Estados Unidos.

En el 2011, y con ayuda de Washington y El Cairo, regresó a su país y se unió a las filas de los rebeldes que se alzaron y derrocaron después, con ayuda de la OTAN, al dictador.

En la actualidad dirige el llamado Ejército regular libio (LNA) y tiene tres frentes de guerra abiertos, uno en el este, otro en el oeste y un tercero en el sur, zona esta última que bombardea casi a diario con ayuda de la aviación de Egipto y Emiratos Árabes Unidos, además de Rusia.

Hafter controla también la política del Parlamento en Tobruk, la única institución que conserva la legitimidad plena de la comunidad internacional, y no reconoce al Gobierno rival en Trípoli, que dirige Fayez al Serraj y que sostiene la ONU.

Este último, instalado en la capital libia desde abril del 2016 aunque carece de legitimidad política y popular, no se ha pronunciado aún sobre un pulso diplomático que le coloca en una difícil posición.

En la última semana, aviones de combate egipcios han atacado en dos ocasiones presuntas posiciones yihadistas en territorio libio con la ayuda logística del gobierno en el este, aunque algunas de ellas estaban bajo la órbita de la ciudad estado de Misrata, tercera fuente de poder en Libia.

Los misratíes, que lideraron la ofensiva militar que en diciembre pasado erradicó el control yihadista de la ciudad de Sirte, el bastión más a occidente afín a la organización Estado Islámico, tienen estrechas relaciones con Turquía, un país más inclinado al emirato de Catar.

EFE/Foto: eluniversal.com