Prensa colombiana: Perú con las heridas abiertas fue un león y se cobró la revancha

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Rueda sigue haciendo pruebas, a veces encuentra, a veces no tanto. Su plan ahora fue poner dos delanteros aparentemente similares: Borja y Zapata, dos goleadores metidos en la misma zona, para que alguno de los dos explotara y anotara los goles que tanto se les piden a los goleadores. Pero en el primer tiempo el experimento explotó en las manos. Zapata tuvo su oportunidad y lanzó una serpentina. Como si no fuera Zapata sino un Zapatica. Borja tuvo la suya y la mandó arriba. Los delanteros seguían erráticos.

El problema de esperar a los goleadores es que los rivales también juegan. Y Perú lo hizo con heridas abiertas. Muy rápido notó que Colombia tenía puertas abiertas. Así que entró con un remate de Yotún que se fue al palo, en el rebote el portón seguía de par en par. Tesillo ya había pasado de largo y solo pudo intentar un torpe tacón. Peña capturó la pelota y metió un riflazo que le hubiera arrancado las manos a Ospina si llegaba a ponerlas. Y sí, fue gol, en 17 minutos, y Perú empezaba a cobrar venganza.

Colombia tuvo reacción. Cuadrado llevó el peso del juego, como siempre. Tuvo un gran remate. Cardona poco aparecía. Zapata no sabía si salir o quedarse en el área, y Borja no sabía quedarse o salir del área. De atrás no había quién empujara. Pérez dizque estaba jugando, dicen.

Arrancando la segunda parte, Cardona al fin sacó el pincel que tenía guardado en algún lado y lanzó un brochazo genial. La pelota viajó en velocidad, la misma que imprimió Borja para llegar a ella y enfrentar al portero Gallese, que salió a llevarse por delante al balón y al delantero. Penalti. El propio Borja cobró y anotó. Fue el 1-1 en 8 minutos, y fue un respiro para Colombia, para Rueda y para los delanteros.

Pero con lo que no contaban Colombia, ni Rueda ni los delanteros, es que Perú seguía herido, no quería empates, quería venganza. En un tiro de esquina la pelota le cayó a Yerry Mina, solo que esta vez no estaba en el arco rival. El defensor que hace goles de cabeza anotó autogol con el estómago. Iban 64 minutos y el equipo quedó metido en un pantanal.

Intentó salir. Cuadrado dio todo lo que le quedaba y se fue fundiendo. Chará entró a ver si tenía la varita mágica y resulta que no. Muriel hizo aparición a ver si tenía la pólvora encendida, y resulta que tampoco. Alfredo Morelos llegó al partido sin dinamita. Lo que sí apareció fue el desespero, y con desespero Colombia no juega, no crea, no toca. La Selección de Rueda no pudo empatar, sufrió su primera derrota y habrá que ver cómo se levanta. Sigue Brasil…

PABLO ROMERO

Redactor de EL TIEMPO

@PabloRomeroET- Foto EFE