Rusia: Parlamentario rechaza “posible rastro soviético” en crimen de Kennedy

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MOSCÚ.- El jefe del comité de Relaciones Internacionales de la Duma, Cámara de Diputados, Leonid Slutski, rechazó un “rastro soviético” en el asesinato del presidente , John F. Kennedy, tras la desclasificación de documentos por parte de la Casa Blanca.

El marasmo se agrava: en EEUU hablan del ‘rastro soviético’ en el asesinato de Kennedy. No me sorprende si mañana acusan a Rusia del asesinato de (Abraham) Lincoln”, remarcó tras señalar que “tales ‘hallazgos únicos’ no se hacían en EEUU ni siquiera en el momento más tenso de la Guerra Fría”.

“Ahora llegan al más completo de los absurdos“, subrayó en declaraciones difundidas por el medio estadounidense, Diario de las Américas.

La Cámara de Diputados de Rusia, Duma, rechazó a través del  jefe del comité de Relaciones Internacionales,  Leonid Slutski, el “posible rastro soviético” en las especulaciones conspirativas sobre el crimen del presidente John Kennedy

Los archivos publicados por Washington hablan del programa utilizado por la CIA para escuchar las conversaciones en las embajadas de Cuba y la Unión Soviética en la capital mexicana, ambas visitadas por el presunto asesino de Kennedy, Lee Harvey Oswald, en septiembre y octubre de 1963.

Otro cable refleja una entrevista con la secretaria del cónsul cubano en México, Silvia Durán, que asegura que Oswald le pidió un visado de tránsito por Cuba de camino a la Unión Soviética y que, cuando vio que conseguirlo era difícil, se “enfadó extremadamente”.

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Según fuentes rusas, Oswald llegó a Moscú procedente de Helsinki un 16 de octubre de 1959, se hospedó en el hotel Berlín y, casi de inmediato, informó a la embajada norteamericana en la capital soviética de que quería renunciar a la nacionalidad estadounidense.

El KGB creía que Oswald era el protagonista de un experimento con el que la CIA quería poner a prueba la permeabilidad de la sociedad soviética, por lo que lo envió a Minsk, capital de la actual Bielorrusia.

Oswald, que tenía 19 años cuando viajó a la URSS y llegó a hablar ruso de manera fluida, trabajó en una fábrica de radios y aparatos de televisión de Minsk, donde se casó con la enfermera Marina Prusakova, casi dos años más joven, que vive actualmente en EEUU.

No lo tuvo fácil para abandonar el paraíso comunista soviético, pero finalmente tras más de un año de espera la embajada estadounidense le permitió volver a su patria en junio de 1962. (ECHA- Agencias)