Venezuela camino a un título mundial ¿y nosotros qué? (OPINIÓN)

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Venezuela está clasificado para jugar la final del Mundial Sub-20 y cuesta creerlo porque en la infinita creencia de los despistados en el país llanero el deporte bandera es el béisbol.

Venezuela en la final de un mundial  y a lo lejos pareciera darnos por no enterados. Un país que no aparece en el mapamundi de la pelotita, obliga a hacer cambios y considerar a los llaneros como potencia naciente.

¿Qué ha pasado? Es simple, con trabajo y mucho sacrificio ha logrado los venezolanos meterse en el mundillo futbolero donde lo daban de relleno en un torneo en que los aspirantes a convertirse en figuras mundiales tienen el arrancador en la mano.

Venezuela que era furgón de cola pasa a ser cabeza visible para meter miedo y presión a los que se pelean la media tabla, pujan con cara de angustia para agarrar la repesca como único consuelo disponible para llegar al mundial adulto.

Qué dirán nuestros dirigentes que no agarran un elefante en un ascensor. ¿Acaso aceptarán que la incapacidad es el sobrante de su mediocridad para no ver más allá de sus narices?

Todos estos años estos dirigentes que tenemos no han dado leche aguada para hacernos creer que trayendo argentinos y meterlos en manada a la Videna es la mejor apuesta para lavarle la cara a nuestro balompié.

Este año en que el fracaso de la Copa Libertadores y la Copa Sudamericana aparte de los sinsabores en todas las categorías, Sub-17, Sub-20 y Sub-23, aporrean los pobres intentos de una dirigencia que no acierta una.

Venezuela botó a todos los ineptos y le dio el encargo a Rafael Dudamel para que abandere el nuevo proceso de la vinotinto. No necesitó traer extranjeros y se lanzaron en la aventura victoriosa de cambiar todo lo malo y colocar los cimientos de un crecimiento saludable.

El fútbol venezolano ha crecido, no de ahora. Desde hace un buen tiempo. Tiene colocados jugadores en Europa y brillan con luz propia. Por eso es que en este proceso para el Mundial Rusia 2018 no le hemos podido ganar.

Y no le vamos a ganar si de una vez por todas nos sostengamos con el equipo de Ricardo Gareca que a tientas y cargando una pesada cruz, avanza a empujones en esta eliminatoria.

El once de Gareca no tiene solidez debajo de su estructura. Se sostiene sobre una cáscara de plátano que al primer paso en falso, se viene abajo. Dirán que cualquiera resbala y cae pero si caminas en tierra firme, no hay fuerza que tumbe. (Hugo Laredo Medina).