De los ‘Chumpigolazos a los ‘Chorrigolazos’

 

Por Mario Fernández Guevara

Tantísimos años después -hoy 28 de diciembre cumplirá 49- ya no tiene el bigote de ‘Tatán’ ni el dejo mexicano que amenazaba cambiar su apodo de ‘Chorri’ a ‘Charro’. El Roberto Carlos Palacios Mestas de ahora no firma los mismos autógrafos de los 25 años ni compite en popularidad con los mundialistas de Ricardo Gareca pero todavía es muy querido. El recuerdo de ser el jugador-esperanza de los años 90 está presente en padres que les dicen a sus hijos: “Mira, si no era por sus ‘chorrigolazos’, ni podíamos jugar”. Era cierto. Como cierto es que al ‘Chorri’ jugador sobrevino el ‘Chorri’ entrenador (discreto) y también el ‘Chorri’ escritor (peor). Todos fallidos e inigualables versus el ‘Chorri’ goleador. Todos aquellos dignos de escribirse con minúscula. Habíamos pasado de los ‘Chumpigolazos’ de Héctor Chumpitaz a los ‘Chorrigolazos’ de este menudo ex crack de un 1,68 y 59 kilos de peso.

Desprovisto ya de los domingos de fútbol que hablasen muy bien de él, ‘Chorri’ ha terminado instalado en el imaginario popular no solo como el artillero de soluciones inesperadas sino también como un gran tribunero. La imitación de Walter Ramírez, en Canal 2, lo parodió, entre muecas y exageraciones, como un personaje populista y entregado, quizá en extremo, a la causa de la selección peruana. “El Chorri” apareció así, durante más de tres años, cada sábado de “JB” como una suerte de asistente sobón del “Profesor” (Autuori) al que “apoyaba” en su intento por convencer al desinteresado “Claudio” (Pizarro) de ‘matar’ por la selección. Al verdadero ‘Chorri’ primero le hizo gracia, luego la querelló al sentirse ridiculizado y ahora (que ya no lo realizan en TV), prefiere ni comentarla. Estando por ingresar al año 2022 pasó al olvido.

Pero, si Cubillas tuvo a Uribe, Barbadillo tuvo a su Muñante y Quiroga a ‘Caico’, la némesis de ‘Chorri’ fue ‘Ñol’ Solano. Su excompañero ha quedado ante la afición futbolera como su perfecto extremo. Para lo bueno y para lo malo. ‘Chorri’ más local y sentimental, ‘Ñol’ más europeo y pragmático. ‘Chorri’, figura equipos regionales y campeón en Ecuador. Ñol, internacional en Boca, Newcastle. Jugaron juntos en el Cristal de mediados de los noventa y hasta parecían talentos complementarios: más gambeteador Palacios, más vertical Solano. Curioso que entre los máximos goleadores de la selección ‘Chorri’ figure con 19 tantos y ‘Ñol’…con 20. Cuando hace dos décadas, durante el partido contra Paraguay por las Eliminatorias al Mundial 2002 que ganamos 2-0, Solano decidió festejar su gol con una imagen de una marca de afeitar en su polo B y Palacios gritó el suyo con el slogan “Te amo Perú”, quizá se separaron para siempre. Uno quedó muy mercantil y el otro muy soldado. Aunque pocos saben que ya por entonces estaban divorciados por otros dos hechos muy puntuales:

1) La exclusión de Juan Reynoso a inicios del 2000 sacudió la interna de la selección. Juan había sido no solo el capitán sino también el nexo más cabal del ex técnico (Oblitas) con los jugadores. También había sido un escudo en la relación con los dirigentes a la hora de negociar temas logísticos y premios. Su quiebre con la comisión de entonces desembocó en presiones para que ‘Pacho’ Maturana no lo convocase. En esa coyuntura el nuevo capitán fue ‘Ñol’ Solano, mucho más laxo en su defensa de los intereses de los jugadores, según la queja de un grupo donde estaban Percy Olivares y, cómo no, ‘Chorri’ Palacios. El propio Reynoso quebró su vínculo con ‘Ñol’ y no bendijo su nombramiento. Palacios era de los “reynosistas” en una coyuntura en la que para muchos Solano era un traidor.

2) Meses atrás, empezó a rondar en la interna de la selección de fútbol una versión impulsada por el propio Reynoso y por el agente Willy Hoppen. La misma decía que el Newscastle, de la liga inglesa, había tenido serio interés en reclutar al ‘Chorri’ Palacios, pero ‘Ñol’ Solano, por entonces figura de las ‘urracas’, le había bajado el dedo al pase diciendo que Palacios era mala persona, iba a quebrar el grupo y no debía firmar. En su desprolijo libro autobiográfico Palacios contó la historia diciendo que incluso quiso pegarle a Solano, pero no aclaró que Domingo Piñieri, agente argentino que por entonces era nexo regional con Newscastle, negó cualquier interés por Chorri. “No buscaban un 10, no lo buscaban a él”, dijo en su momento. Cierta o falsa la versión, del lado de Palacios la grieta solo se abría.

Pero, claro, lo que los separó por completo (al menos ante la gente) fue lo ocurrido el 29 de marzo del 2000, cuando uno aceptó el pago por lucir un sponsor y el otro mostró su polo “Te amo Perú”. El propio ‘Chorri’ me explicó lo que pasó…. 20 años después.

-¿En qué consistía la oferta de la marca de afeitar? 

La firma llegó a ofrecer 3,000 dólares a aquel jugador que anotara un gol esa noche contra Paraguay y mostrara luego el logo de la marca al público, a los fotógrafos y cámaras de tv. ‘Ñol’ sí aceptó.

-¿Tú no te animaste? 

No. Porque yo quería preparar otra cosa. Y eran tres palos verdes de ese entonces y para mí que solo recibía cinco entradas de cortesía y tenía que reunir 25 (con Populares encima) porque mi familia es muy numerosa y nos faltaban las amistades. Así que imagínate todo lo que tenía que hacer y ni ese billete de Gillette me animó.

-¿Y de dónde salió la frase “Te amo Perú”? 

El “Te amo Perú” nace en mí leyendo diarios, viendo TV, escuchando a la gente cómo se puede hablar muchas veces mal de nuestro Perú. Cuando debemos sentirnos orgullosos de todo lo que tenemos. En esos años no existía el boom de lo que es hoy nuestra gastronomía, pero siempre se comía rico; Machu Picchu nunca había sido remodelado ni pintado, pero seguía siendo el majestuoso Machu Picchu envidia del mundo y de los millones de turistas hoy sin visitas.

-Además, tú jugabas en México y ahí son muy nacionalistas. 

Sí, jugué en México y solo oía hablar de nuestras riquezas, de gente que se muere por venir a conocer nuestra historia y por eso el “Te amo Perú” me hizo sentir más que orgulloso. Mis padres me enseñaron desde muy pequeño a querer a mi país. Si el fútbol me permitió defender sus colores, por qué no podía yo crear una frase que encerrara todo mi amor por el país que me vio nacer y lo mismo a mis padres y familia y amistades y compañeros de juego…

¿Por qué no patentaste el “Te amo Perú”? 

Consulté con un abogado amigo, pero me dijo que iba a resultar un trámite muy engorroso en Indecopi porque cualquier peruano puede hacer lo mismo con el derecho que le asiste por haber nacido en el Perú. Me fui a jugar a México y me olvidé del asunto, además que nunca pensé hacer plata con un sentimiento que nació de lo más hondo de mi ser. Solo busqué sentimiento y respaldo a la selección.

-¿Y notas un cambio en la relación con el hincha? 

Son más de 20 años que han pasado de aquella noche y muy aparte de mi frase, sigo viendo que muy poco hemos cambiado los peruanos. Seguimos hablando mal de nosotros mismos, no obedecemos la orden de inamovilidad que hay por el coronavirus, la corrupción tiene presos a unos cuantos cuando las cárceles deben estar llenas de esa gente que le han robado al pueblo, en fin…

-Lo irónico es que esa noche el pase te lo dio Solano… 

Si. Ya él había mostrado la marca. Igual, el propio ‘Ñol’ fue el que me dio el pase, tomó un tiro libre y en lugar de centrar, me habilitó; avance poco cuando sentí que Roque Santa Cruz venía a cruzarme y Carlos Gamarra salía frente a mí por lo que hice un amague y saqué un balonazo. Así Chilavert hubiera tenido puesta la capa de Superman no podría haber detenido ese balonazo. Hice muchos goles, pero ese, créeme, valió por todos.

 

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