La escasez de goles es motivo de sufrimiento y hasta de dolor que no se calma con nada, entre los aficionados del fútbol peruano. Ahora el problema es mayor, porque los equipos con más prestigio no dan la talla en los torneos internacionales. Por ahí hay algunos vientos a favor, pero estos generalmente son protagonizados por jugadores foráneos. Esta situación nos trae al recuerdo a algunos de los grandes centrodelanteros del balompié nacional. Uno de ellos fue Manolo Puente Sánchez. Vistió la camiseta del histórico Atlético Chalaco en la década de los años veinte del siglo pasado. Su presencia en la cancha era sinónimo de gol. Más de una vez tuvo que jugar con la cabeza vendada debido a la reciedumbre de los defensas contrarios. Manolo no se achicaba ante nadie. Era el ídolo máximo de los hinchas porteños. Lamentablemente no llegó a los treinta años de edad. Jugando contra un elenco argentino quedó lesionado e incapacitado para seguir luciendo su camiseta chalaca. Su historia es extraordinaria y aquí se la contamos brevemente: Empezó su carrera en Atlético Chalaco como interior derecho. Tras el retiro de Telmo Carbajo en 1928 pasó a ocupar el puesto de centrodelantero. En el torneo de Primera División de 1930 anotó los dos goles de Chalaco en el triunfo por 2-1 ante Alianza Lima en la última fecha de la liguilla y con esa victoria el cuadro porteño logró el título del campeonato.
«Manolo» Puente terminó muy tempranamente su carrera futbolística, tenía solo 29 años cuando sufrió una fractura al peroné, que lo puso al margen del gramado en calidad de jugador. Esto sucedió cuando el Chalaco se enfrentaba a un equipo argentino, él no estaba designado para jugar, pero el reemplazo no dio «fuego» y por presión del público lo obligaron a cambiarse. Fue cuando solo se jugaba 10 minutos del partido, cuando vino la lesión.
Falleció el 17 de febrero de 1973 a los 68 años en el Hospital Edgardo Rebagliati Martins del distrito limeño de Jesús María. Estuvo casado con Doña Ana Peralta.