«Bugsy» Siegel: despiadado impulsor de Las Vegas

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Benjamin Siegelbaum, más conocido como «Bugsy» Siegel, nació el 28 de febrero de 1906 en el barrio de Williamsburg, Brooklyn, Nueva York. Fue uno de los mafiosos mas temidos de su época que, desde temprana edad, mostró una personalidad volátil y una propensión a la violencia, rasgos que le valieron el apodo de «Bugsy» (que significaba «loco» o «desquiciado» en el argot de la época), sobrenombre que, irónicamente, detestaba profundamente.

En su juventud, Siegel forjó una crucial amistad y alianza con Meyer Lansky y Lucky Luciano. Mientras Lansky destacaba por su intelecto financiero y Luciano por su capacidad organizativa, Siegel era el músculo del grupo. Su reputación como un sicario audaz y despiadado creció rápidamente, convirtiéndolo en un hombre temido en los bajos fondos de Nueva York. Su disposición a usar la violencia sin dudarlo fue clave en el ascenso de la organización que ayudó a construir.

Durante la Ley Seca, Siegel se enriqueció con el contrabando de alcohol. Sin embargo, con el fin de la Prohibición, el crimen organizado tuvo que diversificar sus operaciones. Siegel, viendo nuevas oportunidades, se interesó en la expansión del juego ilegal y la extorsión. Su historial violento lo convirtió en una figura prominente dentro de la incipiente mafia.

En 1936, Siegel se trasladó a California. Su misión era clara: establecer y expandir las operaciones del Sindicato Nacional del Crimen en la Costa Oeste. Allí, se sumergió en el vibrante y glamuroso mundo de Hollywood, mezclándose con las estrellas de cine y cultivando una imagen de gánster-playboy. Esta fascinación por la fama y el lujo marcó una nueva etapa en su vida y en su forma de operar.

Pero fue en el árido desierto de Nevada donde la visión de Siegel alcanzaría su máxima expresión. Fue uno de los primeros en reconocer el inmenso potencial de Las Vegas como un oasis para el juego y el entretenimiento legal. Con el respaldo financiero del Sindicato, Siegel asumió la construcción del Flamingo Hotel and Casino, un proyecto que simbolizaba su ambición y su deseo de legitimidad.

La construcción del Flamingo, sin embargo, estuvo plagada de problemas. La inexperiencia de Siegel en la gestión de proyectos de tal magnitud, sumada a su ego y a supuestos desvíos de fondos, provocó que los costos se dispararan exponencialmente, excediendo en millones de dólares el presupuesto inicial. Esta situación generó una creciente frustración y desconfianza entre sus socios del Sindicato.

Aunque el Flamingo finalmente abrió sus puertas en diciembre de 1946 (con una inauguración desastrosa, pero luego se recuperó y comenzó a generar ganancias en marzo de 1947), la paciencia de los jefes de la mafia se había agotado. Las acusaciones de que Siegel había malversado una parte significativa de los fondos para su propio beneficio sellaron su destino.

El 20 de junio de 1947, Benjamin «Bugsy» Siegel fue asesinado a tiros en la casa de su novia, Virginia Hill, en Beverly Hills, California. Fue un ataque brutal y preciso. Aunque oficialmente el caso nunca se resolvió, la mayoría de los historiadores y conocedores del crimen organizado coinciden en que su asesinato fue una orden directa del Sindicato del Crimen, una sentencia ejecutada debido a sus excesos y a la pérdida de confianza.

La muerte de Siegel, a los 41 años, fue un recordatorio cruel de las implacables reglas del mundo que ayudó a crear. Su legado, aunque teñido de violencia, también incluye haber sido el visionario que sentó las bases para la moderna Las Vegas, transformando un pequeño pueblo del desierto en la deslumbrante capital mundial del entretenimiento.

¡El crimen no paga!

 

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