Kate del Castillo vuelve a ocupar titulares, esta vez no por sus papeles en exitosas series como La Reina del Sur, sino por su romance con el director de fotografía Edgar Bahena. Tras años de altibajos sentimentales y relaciones marcadas por la controversia —incluido su mediático vínculo con «El Chapo» Guzmán—, la actriz asegura haber encontrado la calma emocional que tanto buscaba. Pero, ¿es esta la historia de amor definitiva o solo otra etapa en la montaña rusa personal de la actriz mexicana?
Una relación discreta, pero no invisible
Aunque no se definen como una pareja mediática, Kate y Bahena han compartido momentos que rápidamente han sido recogidos por la prensa: viajes románticos a París, aniversarios celebrados entre cámaras y cenas caseras con tintes casi novelescos. A pesar de mantener un bajo perfil, las redes sociales del fotógrafo no han evitado mostrar fotos de la actriz con mensajes románticos. ¿Espontaneidad o promoción cuidadosamente dosificada?
Bahena, diez años menor, pero con “alma vieja”
Mucho se ha dicho de la diferencia de edad entre ambos —ella tiene 52 y él ronda los 42—, aunque la actriz insiste en que lo que los une es una conexión emocional distinta a lo que ha vivido antes. “Por primera vez me siento yo al cien por ciento”, declaró. Sin embargo, ese discurso no es nuevo: en entrevistas pasadas, Kate también ha descrito a sus anteriores parejas como “el amor verdadero”, antes de que todo se disolviera en el olvido o en el escándalo.
¿Amor maduro o narrativa romántica?
Bahena ha sido elogiado no solo por su talento profesional, sino también por ser un “alma vieja” y un excelente padre. Sin embargo, su repentino protagonismo en la vida pública, y la rapidez con la que se habla de plenitud y estabilidad, recuerdan a otras parejas del espectáculo que prometían ser eternas… hasta que no lo fueron.
El tiempo dirá si esta relación es, como muchos esperan, una historia de amor consolidada o solo otra postal fugaz en la vida sentimental de una mujer que ha vivido entre el guion, los flashes y las turbulencias del amor real.
Foto captura