¿Quiénes crearon el WhatsApp?

shadow

 

La historia de WhatsApp es un relato de tenacidad y visión, nacido de la frustración de dos ingenieros desencantados con el mundo corporativo. Jan Koum, un inmigrante ucraniano, y Brian Acton, su colega de años en Yahoo!, compartían un profundo desprecio por la publicidad invasiva y la cultura de datos que dominaba la industria tecnológica.

Tras una década trabajando para el gigante de internet, decidieron dejarlo todo en 2007. Acton se tomó un merecido descanso, mientras que Koum, con una visión que se gestaba en su mente, se sumergió en el mundo del iPhone, que por aquel entonces comenzaba a cambiar el paradigma de la comunicación.

La idea inicial de Koum no era la de un servicio de mensajería, sino una simple aplicación para iPhone que mostrara el estado de la persona. Imaginó algo que permitiera a sus contactos saber si estaba «ocupado», «en el cine» o «en el gimnasio» sin tener que hacer una llamada. Se dio cuenta de que la clave no era solo mostrar el estado, sino que esta información crearía una conexión constante.

Con la ayuda de su amigo Acton y un desarrollador ruso, el proyecto tomó forma y se bautizó como WhatsApp, un ingenioso juego de palabras con la frase «What’s up?» (¿Qué tal?) en inglés.

Los comienzos fueron difíciles. La primera versión de la aplicación, lanzada a principios de 2009, era inestable y no generó mucho interés. Koum estuvo a punto de rendirse y buscar otro empleo, sintiéndose derrotado. Sin embargo, Acton le instó a ser paciente, a esperar unos meses más. Fue en ese momento crucial cuando Apple introdujo las notificaciones push en sus dispositivos, un cambio que lo alteraría todo.

Las notificaciones permitieron a los usuarios recibir alertas cada vez que uno de sus contactos actualizaba su estado. De repente, la aplicación se volvió interactiva. La gente comenzó a enviarse mensajes para actualizar sus estados y, sin saberlo, estaban chateando. Koum y Acton reconocieron la oportunidad y pivotaron rápidamente el concepto hacia lo que hoy conocemos como un servicio de mensajería instantánea, enfocándose en la simplicidad y en un principio que mantuvieron a lo largo de los años: la privacidad.

El amor: ¿Cómo lo explica la filosofía?

El crecimiento de la aplicación fue asombroso. Su modelo sin publicidad, su interfaz limpia y el enfoque en la privacidad (con la adopción del cifrado de extremo a extremo) resonaron en millones de personas. A medida que la popularidad de WhatsApp se disparaba, especialmente en mercados internacionales donde los SMS eran costosos, el mundo se dio cuenta de que la comunicación ya no se limitaría a las llamadas telefónicas o a los mensajes de texto tradicionales.

En 2014, el gigante Facebook (ahora Meta) compró la compañía por la increíble cifra de 19 mil millones de dólares. Lo que hizo que la historia se volviera aún más legendaria fue que Jan Koum, el mismo hombre que años atrás había dependido de la asistencia social en Estados Unidos, firmó el acuerdo de venta en la puerta de la antigua oficina de desempleo, un gesto que simbolizaba su extraordinario ascenso.

El legado de WhatsApp perdura. A pesar de los cambios y las polémicas que han rodeado a su adquisición por parte de Meta, su esencia como herramienta de comunicación global sigue intacta. La aplicación no solo ha conectado a familias y amigos, sino que se ha convertido en una herramienta vital para empresas, organizaciones e incluso gobiernos en todo el mundo.

WhatsApp pondrá en orden a sus chats

Para cerrar con algunos datos: al cierre de 2024, WhatsApp cuenta con más de 3.000 millones de usuarios activos mensuales, consolidándose como la plataforma de mensajería instantánea más popular del planeta, muy por encima de competidores como Facebook Messenger y Telegram. Este número no solo demuestra el éxito de la aplicación, sino que también es un testimonio de cómo una idea que casi se abandona puede terminar conectando a más de un tercio de la población mundial.

 

1071831
V: | 260