USA y Perú: Milagros de octubre

 

El martes, a la hora en que miles de ”hinchas” presenciaban el encuentro de fútbol del seleccionado peruano con un equipo rival, aunque me hallaba en Lima, me dediqué a ver lo que ocurría en la primera discusión pública entre los ciudadanos que aspiran a ser nominados candidatos a la Casa Blanca por el partido demócrata.

A juzgar por lo que me dijo a la mañana siguiente un taxista apesadumbrado, hice bien. Mientras que él se afligía y culpaba de la derrota de su equipo a un jugador cuyo apellido no recuerdo bien, yo había presenciado una discusión equilibrada, inteligente y cortés entre cinco personas, una de las cuales puede ser responsable de los destinos del mundo en el 2016.

La inmigración, el trato con los afroamericanos y la desigualdad económica en la población norteamericana fueron sus temas principales a los cuales deben agregarse la actual situación en Siria y el uso de armas en las calles de Estados Unidos.

«Se puede tener todo el crecimiento que se quiera, pero eso no significa nada si la riqueza le pertenece tan sólo al uno por ciento”, dijo el precandidato socialista Bernie Sanders, quien añadió que: «La codicia y el comportamiento sin piedad de Wall Street ayudan a destruir nuestra economía y la vida de las personas».

Sí, amigos lectores, en Estados Unidos, también hay socialistas y nadie los está acusando de caviares ni de terroristas. Más todavía, en el caso de Sanders, si Hillary no es la candidata del partido, es posible que lo sea él.

La cadena de noticias CNN señala que no hubo en él “insultos, zancadillas, cuchilladas traicioneras, ni sangre que llegara al río.” Y eso es algo que no se puede decir de los dos “matches” que anteriormente protagonizaron los republicanos, en los cuales no hubo patadas, pero sí insultos, bromas groseras, declaraciones grandilocuentes e intentos de competir con el rey de los payasos, Donald Trump.

Algunos dicen que ganó Hillary y otros que Bernie. Por mi parte, creo que fueron los demócratas en general y que su debate –sobre temas y no sobre personas- cautivó a unos quince millones de personas que ya están hartas de los “bullies” republicanos.

En el Perú, también se produjo un milagro de octubre. Por primera vez en la historia, una formación política realizó elecciones “primarias” para decidir quién sería su candidato a la presidencia. Eso en otras latitudes es lo civilizado y lo honesto, pero aquí siempre se ha juzgado casi imposible pues el Perú es un país en el que las cúpulas de los partidos deciden al dedo o venden los primeros puestos en sus listas al congreso.

Más todavía, los “partidos” de la derecha ya tienen sus candidatos presidenciales, y son ellos mismos quienes se autodesignaron. Como se sabe, García, Fujimori, Toledo y Kuscinsky hicieron al mismo tiempo el papel de precandidatos, de comité electoral y de electores.

Han sido las izquierdas del Frente Amplio las que han dado el ejemplo. Tirios y troyanos alaban el acierto de haber elegido a Verónika Mendoza, una joven cuzqueña, excelente oradora y hábil parlamentaria cuya formación académica proviene de la propia ciudad imperial así como de La Sorbona y de España.

Se celebra también la honestidad y el coraje de Marco Arana el ecologista que pudo formar un partido pese a las amenazas del gobierno y de la empresa minera. Y, por fin, el otro finalista, Luis Alberto Salgado, un jurista formado en el Perú y Europa, confirma que la izquierda es capaz de gobernar, y sobre todo, capaz de dar un ejemplo de democracia.

En Estados Unidos y en el Perú se han producido milagros de octubre. Ellos confirman otra vez que la diferencia de los izquierdistas y progresistas con respecto de los derechistas es la misma que separa a los civiles bien educados de los matones prepotentes.

 

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