El primer trancazo de la desilusionante actuación peruana ante Brasil llegó de boca de Ricardo Gareca cuando se le escuchó decir post partido que “no había visto jugar mal a Perú”.
¿Cree que los peruanos estamos ciegos? El equipo peruano fue un bocado que Brasil engulló con facilidad. La bicolor jugó mal, entregado, sin chispa y acurrucado para no recibir una paliza de esas que ni el sugestivo baile de Yahaira Plasencia podría servir para avivar el ánimo caído.
Era lo más previsible. El Scratch está en un nivel superlativo que atemoriza y vive de su historia.
Este Brasil modelo fronterizo con Neymar, Douglas Costa, Filipe Luis y William no es ni por asomo el Brasil de otras épocas. No obstante, le sobra y basta para torcer resultados.
Perú sintió lo que el toro debe sentir rumbo al matadero. Se enredó en una actuación floja, imprecisa, sin argumentos colectivos e individualidades lejanas a una actuación que exigía el rival. Y Gareca dice a todo esto que Perú no jugó mal.
El penúltimo lugar en la tabla de posiciones con tres derrotas, Colombia, Chile y Brasil, no es un buen indicativo. Un triunfo sufrido ante Paraguay, tampoco sirve de mucho. Apenas para no ser últimos por encima de Venezuela que no ha sumado puntos.
Lo más preocupante es que Perú no juega bien, con un triste planteamiento, con un ocioso traslado de la pelota sin destino, desarticulados en defensa, desencajados en el mediocampo y una delantera cocida a fuego lento.
Encima no somos efectivos. Las pocas ocasiones que se presentan son desperdiciadas con remates sin destino de red. Es el gran problema que Gareca no puede encontrar solución.
Otra debilidad es la insistencia de poner a Carlos Lobatón cuyo rendimiento hemos alabado cuando juega en el medio local con la camiseta de Sporting Cristal. Con la camiseta de la selección no rinde. La exigencia es otra y acaso Joel Sánchez es la mejor opción para no regalar nada al rival.
Con Lobatón sentimos que jugamos con diez, con uno menos, obvio que provoca el desgaste de los otros. Contra Brasil no había piernas pasada la media hora de juego. Sin embargo Gareca es terco. Dice que le gustó el desempeño peruano ante Brasil.
Ricardo Gareca ha perdido la sensibilidad del entrenador que encuentra los defectos y busca soluciones para procurar enderezar el rumbo y no buscar palabras para agradar a la platea.
La única forma de que Gareca no propine más trancazos a los hinchas es sincerarse con propuestas claras, cambios saludables y no apelar a la ceguera de los peruanos para decirnos que le gustó el desempeño peruano ante los brasileños.