Los sangrientos ajustes de cuentas que estremecen Lima y provincias, perpetrados por sicarios, con mafiosos napolitanos tras las bambalinas, son los remanentes de la llamada “Conexiòn Pizza” de larga data en los anales policiales que constituyen un “secreto a voces”.
Tras el atentado criminal contra el prófugo Gerald Oropeza, cuyo lujoso automóvil Porsche fue acribillado a balazos y destrozado con granadas de guerra, al estilo de las vendettas del crimen organizado, surgieron indicios de presuntos vínculos del prófugo empresario con el submundo del narcotráfico.
Y es que su sueldo de 12 mil nuevos soles empalidecía por sus gastos de hasta 500 mil soles mensuales, de acuerdo a los informes periodísticos, aparte de sus lujosos automóviles Porsche, Audi y Ferrari, viajes al extranjero y derroches a manos llenas, como el legendario narcotraficante Tony Montana, como gustaba que lo llamasen.
Estas hipótesis que se barajan en la policía, medios de comunicación y servicios de inteligencia, se dispararon al difundirse audios del capo de la mafia napolitana, Salvatore “Zazá”, quien, desde una cárcel, presuntamente habría intentado negociar con ‘Tony Montana’ Oropeza.
La DEA señala que es uno de los capos napolitanos más temidos y quien, según la DEA, manejaría más de 500 millones de dólares al año en envíos de cocaína.
Por las conversaciones de Whatsapp que antes pasaban inadvertidas, Gerald Oropeza tendría precisamente negocios Zazá Salvatore y Emmanuel.
Para mayores luces, Zazà y Enmanuel integran la mafia de La Camorra que, desde hace años , viene librando una sorda guerra con la mafia siciliana para expandirse a nivel mundial, apoyados por cárteles mexicanos y colombianos rivales.
En los audios y conversaciones por WhatsApp propalados por el programa Reporte Semanal, revelan las presuntas negociaciones del mafioso napolitano con el Tony Montana peruano.
“Hola amigo, soy Zazá. Ese ticket de Bryan, si él quiere enviar primero, no hay problema. Él no sale con Enmanuel, sale primero con el dinero. Bryan me dice que tiene su vuelo Madrid-Lima. Si lo quieres rápido, para mí no hay problema, dime tú cómo lo hacemos”, se escucha en un audio.
Tras esta investigación se conoció que el hombre que todos conocen como Zazá Salvatore es en realidad Enmanuel, un nexo entre el capo italiano y Tony Montana.
“Gerald, yo tengo listo el barco del 26 al 4 de abril. Dime si quieres trabajar o no quieres trabajar, dímelo ahora por favor porque no me gustan los problemas”, señala Salvatore Oropeza en el audio.
Las respuestas que, de acuerdo a esos audios, proporcionó Oropeza, dejan entrever negocios de alto vuelo con el polvillo blanco: “Tú mismo lo has dicho, Zazá, acá no se puede trabajar de un día para otro, igual creo que es tu país. Si lo vas a mandar, el carro sale el 26 y el otro del 2 al 4, dependiendo de cómo entre y no vas a tener días para trabajar. Yo por eso estaba esperando esta semana a la gente, pero como no vienen y yo tenía todo planeado, tengo reuniones en otros países”.
Zazá insiste que el envío saldrá del Callao.
Al parecer impaciente por la demora en la llegada del dinero, el personaje, al que se le identificaría como ser Gerald Oropeza, replica: “De verdad, yo no trabajo así. Esta semana los espero, si no vienen no hay trabajo, Zazá, porque no vamos a llegar, si no te cumplo no puedo poner en juego mi palabra”.
“Ok, hermano, no trabajamos no hay problema. Usted siempre será mi familia, pero ya no trabajamos”, responde Zazà quien habría planeado invertir 250 mil dólares en un negocio que requería turnos y coordinar fechas en el Terminal Marítimo del Callao.
Autos deportivos y mujeres hermosas en una pesadilla de los 70 que extrañamente es similar al asesinato del empresario Hugo Quintana Bardelli (a) «Negro Lucho»
La alianza del cártel de Sinaloa con la mafia siciliana para iniciar en Perú, Ecuador y Colombia, los cultivos en gran escala de la amapola y su procesamiento en heroína y morfina, que denunció la DEA, parece ser el mar de fondo de una nueva pesadilla en ciernes.
Negro Lucho en la colada
La policía no descarta ajuste de cuentas por narcotráfico en el asesinato del empresario Hugo Quintana Bardelli (a) «Negro Lucho» quien, al igual que Gerald Oropeza, era amante de bellas mujeres y de lujosos automóviles deportivos, como el Lamborgini, donde fue acribillado a balazos por los sicarios.
Las armas con que Hugo Quintana fue ultimado eran fusiles AR-15, que llevan las cacerinas conocidas como “cuernos de chivo” y usados por las mafias de droga mexicanas.
Fue un típico ajuste de cuentas. Los sicarios dispararon 40 veces contra el lujoso auto de Hugo Quintana. Quince impactos lo mataron.
El zapatero del jet set miraflorino
De acuerdo a los informes policiales, a inicios de la década del 70 operaba en América del Sur una mafia similar a la estadounidense, que se identificaba con el nombre clave de “Mario Genary”.
Las investigaciones apuntaban como jefe de la banda a Pasquale Buccolo Borcheti, con un abanico delictivo que iba desde narcotráfico de drogas, trata de blancas, falsificación de dólares, homicidios y terror en organizaciones comerciales (diario Última Hora del 16 de febrero de 1973).
En realidad Buccolo era un vecino notable en Miraflores, donde tenía lujosas zapaterías para la llamada “alta sociedad”, llegando incluso a colaborar con la Cámara de Comercio de entonces y del Comité Cívico, debido a su aparente “conducta intachable”.
Las primeras sombras surgieron cuando presentó su solicitud para ser masón y fue rechazado al establecerse que era requerido por la policía chilena, por estafa, y su hermano perseguido por un homicidio en Viña del Mar.
Pero el hombre, después de negar lo que llamó suelto de huesos como “especulaciones periodísticas” inauguró sus negocios de platería con su nombre y, de acuerdo a los diarios de la época, otra llamada Pasonia ubicada en el primer piso del edificio “El Pacífico”.
Es decir, seguía siendo un «vecino notable» porque, hasta este entonces, no se animaba a entrar en el tráfico de drogas, mucho más rentable, pero también peligroso, como lo comprobaría en carne propia, aunque providencialmente escapó del cementerio y de la cárcel.
Creía que sus contactos con la mafia siciliana le abrían a la invulnerabilidad, mirando por sobre el hombro a los nuevos cow boys de la cocaína: los pesos pesados colombianos
La primera caída
Una red de contrabando de brillantes y joyas fue descubierto por la policía en los sacos de elegantes ternos que llevaban, de acuerdo al Director de la PIP (Policía de Investigaciones) Georgio Constantino, Giuseppe Caputo y Genaro Buccolo Borcheti o Giussepe Mandalitti, hermano de Pascuale.
El zapatero del jet set miraflorino, por si acaso, fugó dejando abandonados los establecimientos que tenía en Lima y la avenida Larco, a la espera de que se calmara la tempestad.
La PIP informó que el monto de los brillantes encontrados era de un millón 300 mil soles, una verdadera fortuna en esa época, los que habían sido comprados al contado por Pascuale Buccolo.
Pascuale Buccolo,»pionero» de los contactos con la mafia napolitana hasta que los sicilianos desataron una sangrienta ola de ajuste de cuentas en Miraflores
Pero Buccolo milagrosamente salió bien librado y orondo regresó a sus negocios hasta que la ambición lo cegó y quiso entrar a tallar en el tráfico de cocaína con operadores enviados por la mafia siciliana.
Y ese fue el peor error de su vida.
Las vendettas sicilianas
A principios de la década del 70, el tráfico de heroína había sufrido un duro golpe, al destruirse en gran parte los cultivos de amapola en el sudeste asiático, llamado el “Triángulo Dorado” y desbaratarse la red del narcotráfico, a cargo de las mafias sicilianas.
Ese duro golpe, que sirvió de inspiración a la película “Contacto en Francia”, abrió el camino a una nueva droga que circulaba en pequeña escala en Estados Unidos: la cocaína.
De acuerdo esa versión, Buccolo habría entrado en contacto con los operadores sicilianos sin tener en cuenta a los mafiosos peruanos que, como Alfonso Rivera Llorente, se habían unido a los traficantes colombianos.
A sangre y fuego
De acuerdo a los informes policiales no existían pruebas de que Buccolo dirigiese la nueva organización, pero los sicilianos no entraron en estas minucias y le enviaron dos “advertencias” que marcaron el inicio de la violencia mafiosa en Miraflores.
La residencia de Buccolo fue blanco de un atentado dinamitero, pero el hombre siguió adelante hasta que los encolerizados sicarios ametrallaron su casa.
Buccolo se escondió mientras los pistoleros desataban una espeluznante vendetta por móviles nunca esclarecidos Se habló entonces desde ajuste de cuentas hasta extorsión por el no pago de cupos de protección-
Pero en todos los casos las víctimas cayeron como mansas palomas, aparentemente confiados y sin custodios.
https://www.youtube.com/watch?v=-iwDwdGLLLc
El magnate Nicola Imperato fue ametrallado cuando trotaba en la playa. Los sicarios se aseguraron de su muerte rematándolo en la cabeza.
Poco después caía Vincenzo Catterini, en su lujoso automóvil deportivo, lo mismo que Héctor Takahashi, cuando regresaba a su residencia.
Una larga lista de italianos fueron ametrallados en las calles miraflorinas y esta vez Buccolo fugó del país.
Dos prominentes “empresarios” llegaron a Lima y se hospedaron en el Hotel Columbus, de la avenida Arequipa, donde de inmediato fueron contactados por personas que parecían de su confianza.
Al día siguiente abandonaron el hotel y a la semana se encontraron sus cadáveres en el río Rímac, a la altura de Ñaña, con las manos y pies atados con alambres. Fueron torturados cruelmente antes de que les volasen los sesos.
Lo curioso, por decir lo menos, es que sus pasaportes fueron encontrados en la agencia de turismo que tenía Reynaldo Rodríguez López, del caso Villa Coca, donde fueron involucrados generales de la Policía Antidrogas reclutados por la mafia. Ahora llega la nueva generación de los cow boys de la cocaína .