El pueblo aliancista lo aclama

 

Alianza Lima tiene enorme arraigo local, su popularidad no es la del Flamengo que tiene la mayor hinchada del mundo con cerca de 40 millones de “torcedores” que dejan al equipo de Matute corto ante tamaña cifra.

No es la hinchada la mayor preocupación en estos momentos en Matute en que el barco se encuentra sin capitán, sin entrenador, ante la renuncia de Guillermo Sanguinetti y reemplazado interinamente con Gustavo Roverano.

Alianza Lima es un equipo difícil, manejable cuando caen los vapores de los triunfos perfuma el ambiente, pero complicado cuando los resultados no se dan y de inmediato funciona la guillotina con su filuda hoja para cortarle la cabeza al entrenador de turno.

Así ha sucedido siempre. En los tiempos venideros será igual. Es que Alianza Lima con su fútbol pícaro y enjundioso es la ventana del fútbol callejero, del barrio haraposo. Donde las necesidades superan lo inimaginable.

De esa falta de recursos nace la hermandad del íntimo, del amigo entrañable y los esfuerzos de cada futbolista acunado en Matute para hacerse de un nombre. Cuando se acerca a la calidad de un Cubillas el anclaje en Europa es el destino.

Todo podrá suceder pero Alianza Lima no aborta sus entrañas y sigue siendo un equipo con corazón, con un fuerte sentimiento que lo hace único, distinto. Puede entonces decirse que para un técnico que no conozca esa historia, no podrá abrazarse a la gloria.

El entrenador que mejor encajó al pensamiento aliancista fue Gustavo Costas, el argentino que logró el bicampeonato con el once victoriano los años 2003- 2004. Luego se fue a Paraguay y ganó otro título con Cerro Porteño y cuando fue a Ecuador sacó a Barcelona campeón después de 14 años de sequía.

En su parada en suelo colombiano acaba de sacar campeón a Independiente Santa Fe y tras una buena campaña en la Copa Libertadores, Gustavo Costas está en condición de desocupado.

De hecho no podrá estar sin trabajo por mucho tiempo, pero en lo que se refiere a Alianza Lima, no tiene el camino allanado para su tercer aterrizaje en La Victoria. El Comando Sur ya puso reparos a su posible llegada aunque la dirigencia no ha entablado todavía algún acercamiento.

Costas es el que mejor perfil tiene para ponerse el buzo aliancista. Puede ocurrir y en estos días de sosiego por la interrupción del campeonato por la participación peruana en la Copa América 2015, podrá aclarar su posible llegada a Matute.

 

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