Gareca atrae todos los reflectores

 

Ricardo Gareca deja brotar su otro yo, distinto al sobrio entrenador que durante dos años en todo el proceso de la clasificatoria mantuvo un perfil bajo y dejó la verborrea debajo de la alfombra para no decir una sola palabra que sobre.

La clasificación peruana al Mundial de Rusia 2018 tiene varios padres y uno de ellos es el DT argentino, sin duda. Por eso es reconocido. Por ser el arquitecto del edificio peruano, del nuevo edificio construido con sudor y sacrificio.

El ‘Tigre’ se ha convertido en un personaje que atrae los reflectores del mundo de la televisión. Los agudos entrevistadores buscan sacarle algo distinto para que escarbe debajo de las piedras y diga algo novedoso sobre la proeza que hizo para que Perú alcance la plaza mundialista.

De ‘Mago’ solo Sergio Markarián sabe de sortilegios pero Ricardo Gareca sabe más de construir un equipo de los retazos que le dejó su antecesor para lograr lo que muchos aún no creen.

Ricardo Gareca en cada entrevista que ahora brinda a la prensa internacional analiza la gesta peruana, los jugadores y todo el aparato técnico en el que se incluye a médicos y auxiliares para reconocer el aporte que hicieron para este baño mundialista.

Sin embargo, Gareca ha sabido reconocer a los hinchas. Esos hinchas que se fajaron en las tribunas para alentar en las buenas y las malas. Esos hinchas ausentes en el último partido ante Nueva Zelanda porque no tuvieron la suerte de ganar una entrenada en el sorteo.

En ese sentido no hubo justicia. Los hinchas incondicionales no estuvieron en el fin de fiesta, en el partido de la clasificación donde había que estar para sentir y vivir la pasión de la presencia peruana en un mundial luego de 36 años.

De ahí que la FPF deberá corregir la venta de entradas para el futuro porque se quedaron en la calle los que se mantuvieron firmes en los momentos más difíciles cuando muchos se daban cabezazos de frustración colectiva.

La clasificación mundialista ha dejado también algunas sobras luego de la euforia. La parte negativa de los que no confiaron y ahora se dicen ser los apóstoles de la clasificación.

También aquellos que no creyeron la apuesta de Ricardo Gareca, tienen derecho a celebrar. Nadie puede quedarse sin sentir la alegría de la clasificación. Es la parte bonita. Que no sabe de exclusiones.

La fiebre mundialista todavía alcanza altas temperaturas y se mantendrá en el tiempo. Con el sorteo del 1 de diciembre y los meses posteriores previos a la cita mundialista.

 

 

 

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