Hablar español en Estados Unidos

 

“Ayer por la tarde llegó a Oregón el jurista español Javier Junceda. En cuanto salió del aeropuerto, fue trasladado a toda prisa al Bar de Abogados de Salem, la capital del estado.”

Esta noticia es correcta. En efecto, el doctor Junceda llegó a Oregón para dar una serie de conferencias y ser declarado doctor honoris causa por una universidad local. Sin embargo, el redactor del periódico hispano que la redactó confundió el inglés con el español, y eso originó un problema.

Así formulada la noticia, da la impresión de que el insigne visitante hubiera tenido que ser trasladado de urgencia a un bar. Tal vez el largo viaje transatlántico y luego las ocho horas de vuelo desde Nueva York hasta Oregón le habían ocasionado una sed imposible de ser saciada con un simple vaso de agua en el aeropuerto.

No era así: El redactor había confundido el “bar”, como se dice en inglés, con el “colegio de abogados” que es la correcta traducción a nuestro idioma.

De la misma forma, así como BAR no es un establecimiento donde sirven cócteles, en el sistema judicial, hay una serie de “falsos cognados” que es preciso aclarar.

Los falsos cognados son palabras que provienen de un origen común en el latín pero evolucionaron con un significado en el inglés y otro en nuestro idioma hasta adquirir un sentido distinto e incluso, opuesto. Ese es, lamentablemente, el origen de un pernicioso spanglish en el sector legal.

Por ejemplo:

BATTERY no es una pila, sino agredir o golpear ilícitamente a alguien.

BIFURCATION no es una encrucijada de caminos, sino una pieza separada en un proceso.

DISCOVERY no es descubrimiento, sino prueba anticipada.

RECORD no es un disco, sino el expediente judicial.

Estoy casi seguro de que la noticia inexacta ha sido una de las motivaciones por las cuales Javier Junceda se lanzó al trabajo colosal de escribir el “Glosario Jurídico Hispanounidense” que terminó hace unos meses y la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE) acaba de publicar.

Unas ochocientas entradas del glosario reúnen las más representativas figuras del derecho norteamericano y las relacionan con las instituciones más próximas del derecho iberoamericano.

La ANLE busca con esta iniciativa afianzar el empleo riguroso del idioma español en los ámbitos profesionales norteamericanos, en este caso legales. El proyecto surgió por iniciativa del director de la ANLE, Gerardo Piña-Rosales, y se ha venido trabajando desde 2015.

Junceda es autor de más de un centenar de publicaciones jurídicas además de académico correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación española, de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y del Real Instituto de Estudios Asturianos.

Sin embargo, hay un rasgo suyo que lo hace más próximo a nosotros: Junceda es el amigo asturiano del Perú. Además de haber sido cónsul honorario en Oviedo, ha recibido el doctorado honorario en siete de nuestras universidades, ha publicado dos libros aquí y viaja con frecuencia a nuestro país para dar conferencias y realizar investigaciones.

En los últimos meses, se han detectado diversos casos de hispanofobia entre los norteamericanos. Las redes sociales han difundido por ejemplo el rostro desencajado de un individuo que protesta en un restaurante de Nueva York porque un empleado y su cliente hablaban en español. “Esto es América. Váyanse a su país”- gritó. En otro lado del país, dos señoras pero intervenidas por un policía que, por la misma razón, las supuso antisociales. Probablemente la retórica del presidente Trump está haciendo sus efectos.

La Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE) ha expresado su profunda preocupación por esos incidentes, pero al mismo tiempo ha continuado en tareas tan importantes como las que ahora reseño. En vez de levantar murallas, su primera misión es la de tender puentes. El glosario es uno de ellos. Con él los operadores hispanos y norteamericanos del derecho serán capaces de entenderse mucho mejor sin necesidad de ir al bar de abogados más cercano.

 

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