Alan García Pérez: El pueblo juzga más por lo que ve

 

A estas alturas de su agridulce vida, el expresidente Alan García Pérez y ahora postulante a un salvoconducto que le facilite el pasaje para el exilio, debe estar meditando sobre lo escrito por Nicolás Maquiavelo en su celebrada obra “El Príncipe”. Admirador del mismo, quizás estará leyendo y releyendo aquel párrafo en donde el florentino escribe: “Hay que ser zorra para conocer las trampas y león para destrozar a los lobos. Los que sólo toman por modelo al león no entienden sus intereses. Por tanto, un príncipe prudente no puede ni debe mantener fidelidad en las promesas, cuando tal fidelidad redunda en perjuicio propio, y cuando las razones que la hicieron prometer ya no existen…”

En medio de esa meditación, el exmandatario que antes de ingresar a la residencia del embajador de Uruguay, luego de comunicarse con su amigo, el presidente de dicho país, es posible, también, que se pregunte hasta qué punto le conviene seguir lo dictado por Maquiavelo, sobre todo cuando éste refiere que respecto a promesas, el que mejor supo obrar como zorra, tuvo mejor acierto, en la medida en que hay que tener gran habilidad para fingir y disimular.

Si así fuera, estaríamos entonces frente a un personaje que, efectivamente, es un seguidor de Maquiavelo, sobre todo cuando el escritor refiere: “los hombres son tan simples, y se someten hasta tal punto a las necesidades presentes, que quien engaña encontrará siempre quien se deje engañar”.

Mucha saliva se está gastando en el tema que protagoniza Alan García Pérez, la tinta corre en abundancia sobre el papel para dar a conocer la sapiencia de los entendidos en exilios y refugios diplomáticos y, del mismo modo, en estas circunstancia no están ausentes los políticos y los policastros, ansiosos de encontrar espacios para el figuretismo. Es la salsa de sus vidas.

¿Pero, realmente García Pérez es un devoto fundamentalista de la prédica de Maquiavelo? Los hechos recientes y los pasados hacen creer que sí lo es, y que al igual que Alejandro VI, a quien cita Maquiavelo: “No hizo nunca otra cosa, ni pensó nunca en otra cosa que engañar a los hombres y siempre encontró medios de poder hacerlo. No existió nunca un hombre que tuviera mayor eficacia en aseverar y con mayores juramentos afirmara una cosa, que al mismo tiempo, la observara menos; sin embargo sus engaños le salieron siempre a medida de sus deseos, porque sabía cómo hacer caer a los hombres con semejante estratagema…”

El hecho de ser el autor de la obra “El Mundo de Maquiavelo”, ayuda a pensar que posee esa filia, sin que esto signifique que se le pueda comparar a Alejandro VI, el mismo que llegó a otras alturas como político. En todo caso, los consejos están presentes en su imaginario, a diferencia de que hoy por hoy enfrenta una realidad distinta, con una ciudadanía diferente en la manera de actuar y pensar políticamente a la de ayer, teniendo presente “los hombres en general juzgan más por los ojos que por las manos, porque el ver pertenece a todos y el tocar a pocos…”

Estamos en otra época y eso debe pensarlo bien el exmandatario. El pueblo ya no se deja coger siempre por las apariencias.

 

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