Una bella vengativa

 

Se trata de un experimentado periodista -cuyo nombre, obviamente, omitiré-, el mismo que atraviesa ya, esa etapa de la vida, en la cual, los hombres de prensa, difícilmente consiguen empleo. Se les considera “viejos”, propensos a accidentes de variado tipo y además “se les cobra cuentas”, referidas a opciones políticas, campañas, militancias, o una que otra “información” que incomodó a un potencial empleador, o a una clase política en general.

Y el hombre de esta historia, estaba jubilado ya, no obstante su “pensión”, no era de modo alguno considerable, para no entrar en detalles.

Sin embargo, conservaba “unos cuantos amigos de los buenos tiempos” y uno de ellos, le consiguió un contrato “externo”, que representaba un modesto honorario, que empezó a ayudarle a salir de la crisis de “la etapa final”, periodísticamente hablando.

El caballero en cuestión, -gracias a sus hábitos sanos y su gran sentido del humor, mantenía y mantiene- un interesante físico, que se enriquece gracias a su entretenida conversación y su galantería “old fashion”.

En suma, lo nombraron Jefe de Prensa, adjunto a la Gerencia de Relaciones Públicas, de una importante corporación, con un sueldo de regular nivel, con lo cual, el hombre creyó solucionado su vivir. Pero… El destino, había dispuesto las cosas de diferente modo.

Desde su llegada, se le asignó la tarea de instruir al personal joven sobre “manejos de prensa” y “conexión de medios”, lo cual, nuestro amigo, emprendió con entusiasmo y eficiencia, ya que de su oficio se trataba.

Desde el primer día, una esbelta jovencita -que según el interesado, calificaba como reina de belleza- empezó a insinuarse a este caballero, no obstante la diferencia de edades y el hecho de ser compañeros de trabajo, por decir algo, si cabe.

Cierta tarde, esta joven vampiresa, se apareció en la oficina de prensa, luciendo una llamativa minifalda y maquillada como para una fiesta. Pretextó tener un problema con su PC y sin dar tiempo a que el señor de esta historia, se retirara del asiento, se instaló decididamente, sentándose en sus rodillas y fingiendo manipular la computadora encendida. El hombre, sorprendido, trató de levantarse, pero ella, se lo impidió con inusitada fuerza.

Y cuando él intentó alegar algo, la audaz jovencita, volvió la carga, se precipitó sobre él y le estampó tremendo beso en los labios.

Así sorprendido, el hombre temió que “alguien” se percatara del asunto y lo culpara de “acosar a la damita”.

Poniéndose de pie, -según me relató- dijo a la atrevida chiquilla: “Mira, yo te agradezco tus juegos y tu cortesía, pero, soy casado y no puedo entrar en estas cosas”.- A lo cual, la damisela respondió colérica: “Yo no te he preguntado nada y… no creas que te vas a permitir despreciarme… tratarme como si yo fuera basura”.—El hombre advirtió que las cosas se salían de control, abandonó rápidamente la oficina y se “refugió” en la cafetería de la empresa

Al día siguiente lo llamó el Jefe de Personal -Gerente de Relaciones Industriales- y le expresó su sorpresa por haber sabido que él “se había tomado ciertas libertades con una joven del plantel. Justamente con quien era la modelo emblemática de la empresa”.- El hombre intentó defenderse, pero de nada le valió.
A los pocos días lo destacaron a un servicio de selva en Puerto Maldonado y como protestara por la  medida, lo despidieron sin más.

Luego, por otro trabajador, supo que la “niña” lo había acusado de”intentar violarla”, nada menos. Y como si fuera poco, esta chiquilla diabólica, telefonea diariamente a la esposa de nuestro amigo, acusándolo de “acoso permanente”.

El hombre está desesperado, va a ser una larga tarea recuperarlo psicológicamente, y luego tratar de ayudarlo a conseguir un nuevo empleo.

¿Cómo para no creerlo, verdad?- Sin embargo tengo fe en poder ayudar a este viejo amigo. A veces, lo cruel de lo increíble, es que sucede realmente.

 

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