En Barranquilla será otra cosa

 

El cosquilleo y ese escozor que incomoda por un mes tendremos que soportarlo hasta que el hormigueo acabe una vez que la pelota empiece a rodar con el partido entre Colombia y Perú por la Eliminatoria al Mundial de Rusia 2018.

De hecho, el que jamás vio una selección peruana en un Mundial entrará en trance con el inicio de este nuevo proceso, que imaginamos, sabrá a soufflé como plato de entrada a una larga campaña de tres años antes de saber si valdrá la pena hablar ruso para estar a tono con la próxima parada mundialista.

El pasado no juega y debemos archivar los recuerdos de México 70 o España 82 para pensar que nuestro fútbol, el actual de la “Foquita” y Paolo Guerrero, es capaz de clasificar a una nueva Copa del Mundo.

Tenemos que apostar por este equipo de Ricardo Gareca que adolece todavía de algunas lagunas de estructura pero le sobra rebeldía, cosa que no se advertía en las últimas formaciones peruanas.

Sin embargo, no todo es erizarse ante el adversario e inclinar la cancha con sobredosis de guapeza sino aplicar esencialmente el juego de toque y a ras del piso que nos identifica. Y que tanto daño causa a los rivales.

Para que el juego bonito funcione tenemos jugadores de buen pie para que esté garantizado el recital de fútbol con fondo musical de cielo azul. Carlos Lobatón, André Carrillo, Jefferson Farfán, Christian Cueva y Renato Tapia tienen zapatos embardunados de magia y calidad.

Es gran parte de nuestra fortaleza para que el tren de la ilusión mundialista camine sobre rieles. Además, la pierna fuerte no está ausente. Con Carlos Zambrano, Ballón y Ascues hay respeto. Lo malo es que a veces el exceso juega en contra. Eso hay que controlarlo.

Y sobre todo, un arquero como Pedro Garesse con los ojos bien abiertos para dar otorgar seguridad y confianza a una zaga que por ratos se adormece y acaso en esta línea está la tarea de Ricardo Gareca para hacer las correcciones oportunas. Mejor que se corrija ahora y no cuando estemos en plena eliminatoria.

¿Cómo nos irá en el partido de verdad ante Colombia el 8 de octubre en Barranquilla?, queda como una interrogante de pronóstico reservado. Es poco sensato embarcarse en dar un posible resultado porque en materia de fútbol no hay premoniciones, solo goles y resultados.

La vuelta de Paolo Guerrero reforzará el ataque que tanta falta hizo en los amistosos frente a Estados Unidos en Washington y Colombia en el Red Bull Arena de Nueva Jersey.

Lo inquietante es la falta de una buena banca. Si Paolo Guerrero falta, Iván Bulos está todavía crudo y Daniel Chávez no da la talla. Más bien con Paolo Hurtado y Yoshimar Yotún se puede respirar con alivio a sabiendas de que el equipo no se desmoronará en instancias en que se consuman los últimos minutos del juego.

Colombia será un rival muy complicado en Barraquilla, tiene más rodaje y maneja el arma de imponer su fortaleza física. Por eso el partido en Nueva Jersey fue muy friccionado. Así, está dicho de que en el Metropolitano no será un baile de señoritas. Menos mal que Carlos Zambrano sabe lo que es poner pierna fuerte.

 

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