Arequipa: desde este 14 inicia X Congreso Internacional de la Lengua Española

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Bajo la atenta vigilancia de los icónicos Misti, Chachani y Pichu Pichu, la Ciudad Blanca se transforma nuevamente en el epicentro del espíritu y la cultura. Entre el 14 y el 17 de octubre, Arequipa recibe el X Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), consolidándose, aunque sea por unos días, como la capital simbólica de la hispanidad.

Hace cinco siglos, Miguel de Cervantes llamó a esta ciudad «la eterna primavera», sin imaginar que su lengua, aquella que moldeó su genio, sería compartida orgullosamente por más de quinientos millones de personas. Hoy, ese idioma busca reafirmar su relevancia y encaminarse con renovado propósito en el siglo XXI.

 

 

Este congreso trasciende el ámbito académico. Es, ante todo, un acto de justicia cultural y un emotivo tributo a Jorge Mario Pedro Vargas Llosa (1936–2025), el hijo ilustre de esta tierra. Su vida y obra fusionaron la irreverencia del sur andino con la precisión del lenguaje. Tras su partida el pasado 13 de abril, cada palabra pronunciada en esta edición tiene un matiz especial, impregnado de afecto y reverencia. Celebrar este evento en Arequipa marca un retorno simbólico al horizonte emocional que lo forjó como creador.

El regreso del congreso conlleva un aroma de reconciliación histórica. En 2023, el IX Congreso, originalmente destinado a Arequipa, se trasladó a Cádiz como consecuencia de la crisis política en Perú. Tal decisión, si bien necesaria en su momento, dejó una cicatriz profunda en el orgullo nacional. Hoy, albergar el congreso nuevamente no solo simboliza la estabilidad recuperada sino también una renovada confianza en el compromiso del país con la cultura compartida de nuestra lengua.

 

 

Desde su inauguración en Zacatecas (1997), los congresos organizados por el Instituto Cervantes, la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española han representado hitos en la evolución del español contemporáneo. A partir de entonces, ciudades como Valladolid (2001), Rosario (2004) o Cartagena de Indias (2007) han sido testigos de debates sobre temas tan diversos como el impacto del español en la era digital o su unidad dentro de la diversidad. Incluso las adversidades, como el cancelado congreso de Valparaíso en 2010 por un terremoto, forman parte de esta fructífera trayectoria.

Arequipa es ahora sede del décimo encuentro y se suma al mapa simbólico de la cultura hispánica con un compromiso renovado. La ciudad no solo preserva su herencia cultural, sino que también contribuye activamente a su proyección hacia el futuro.

 

 

Mario Vargas Llosa se erige como la figura tutelar del evento, impregnando cada espacio con su legado intelectual y moral. Su recuerdo no está envuelto en solemnidad sino celebrado con una vitalidad propia de su tierra natal, como si las palabras mismas reemplazaran al incienso en una liturgia secular. La biblioteca que lleva su nombre, instalada en la casona donde nació, se convierte durante estos días en el núcleo principal del congreso, albergando exposiciones que conectan pasado y presente, tradiciones y horizontes futuros.

 

 

Su participación activa en ediciones pasadas del CILE refuerza este homenaje. En Valladolid 2001, reflexionó sobre cómo la novela puede ser un baluarte para la libertad; hoy, volver a homenajearlo aquí es cerrar un ciclo que lo ancla nuevamente al suelo árido y vigoroso que marcó su carácter. Su obra es más que literatura: es un puente que une el Perú profundo con la universalidad del idioma español, reafirmando este último como un espacio donde se gestan valores esenciales como la justicia, la dignidad y sobre todo, la libertad.

 

 

Texto: WSV
Foto: Difusión

 

 

 

 

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