Bad Bunny arrancó con fuerza su residencia de 30 conciertos en el Coliseo de Puerto Rico, y lo hizo con un espectáculo cargado de orgullo nacional, mensajes políticos y cultura autóctona. El show, titulado «No Me Quiero Ir De Aquí», apunta a romper récords, superando las 14 funciones ofrecidas por Wisin y Yandel en el mismo recinto.
En un auditorio completamente lleno, el artista puertorriqueño —cuyo nombre real es Benito Antonio Martínez Ocasio— abrió la noche con una fuerte declaración sobre la situación política de la isla. A través de carteles proyectados en pantalla, exigió la soberanía y autodeterminación de Puerto Rico. Uno de los mensajes decía: «PR es un territorio no incorporado de Estados Unidos, pero tiene bandera, cultura e identidad propia», provocando una ovación general.
Desde el inicio, el espectáculo fue una celebración profunda de la identidad boricua. Con escenografías inspiradas en las montañas y la vegetación tropical, y acompañado de artistas vestidos como jíbaros, Bad Bunny apareció en el escenario luciendo su característico sombrero con orejeras.
Homenaje cultural, protesta y fiesta
La presentación comenzó con una actuación teatral en la que participó Julito Gastón, celebrando los sonidos de la bomba puertorriqueña, mezcla de raíces taínas, africanas y españolas. Luego, el reguetonero interpretó una canción inédita con el verso «Como tú Puerto Rico, ninguna se ve», antes de pasar a temas conocidos como Ketútecree y La Santa.
El músico José Eduardo Santana aportó sonidos del cuatro puertorriqueño para acompañar Pitorro de coco, tema que celebra la bebida tradicional hecha con ron. También sonó su colaboración en Debí tirar más fotos, el más reciente álbum de Benito.
Otros temas que formaron parte del repertorio fueron Weltita (con la agrupación Chuwi), Bokete, Amorfoda y Turista, presentados desde una plataforma con forma de una casa típica puertorriqueña. Ya desde el techo de esa estructura, Bad Bunny interpretó varios de sus mayores éxitos como Nuevayol, Tití Me Preguntó, Si Veo a Tu Mamá y La Jumpa.
«Estamos aquí, puñeta, y no nos vamos por los próximos tres meses», declaró el cantante ante un público completamente entregado. «Si Dios me lo permite, voy a estar aquí por los próximos 100 años».
LeBron James no se quedó sentado
Entre los asistentes a este histórico concierto se encontraba nada menos que LeBron James, la superestrella de la NBA y amigo cercano del artista. Tal como lo había anunciado en redes sociales, el jugador viajó desde Los Ángeles para no perderse el arranque de la residencia.
Durante la noche, se le vio cantando y bailando junto a Bad Bunny, completamente integrado a la energía del evento. La relación entre ambos se ha fortalecido en los últimos años, con múltiples encuentros tanto en los conciertos del artista como en la cancha de los Lakers.
James ya había visitado Puerto Rico anteriormente, donde entrenó en el Coliseo y asistió a un partido del Baloncesto Superior Nacional en Bayamón.
Un cierre con ritmo de plena y salsa
La velada fue subiendo en intensidad. Con la participación de Los Pleneros de la Cresta, el Coliseo vibró al ritmo de Café con ron. Luego llegó el turno de la salsa, cuando Bad Bunny reinterpretó su tema Calladita y cantó la bailable Baile Inolvidable, que desató una verdadera fiesta en el recinto.
El cierre fue emotivo: interpretó La mudanza, canción en la que hace referencia a sus padres, y concluyó con el tema homónimo del álbum Debí tirar más fotos, entre aplausos, gritos y emoción.
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