Caso Greysy e Italo: la farándula les da de comer a zánganos

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Hace varios días tenía esta columna en el tintero, el tremendo bochinche protagonizado por la colombiana Greysi Ulloa y su esposo Ítalo Villaseca para poder regresar al Perú, a pesar que ella había sido expulsada anteriormente. Una trampa ilegal donde además pusieron en riesgo la vida de su bebé aún no nacido, todo convertido en un circo con el fin de regresar a tierras peruanas donde “parásitos” como estos están acostumbrados a vivir por canjes de medios de comunicación.

¿En qué nos hemos convertido? Pues en la forma perfecta de mantener a buenos para nada, zánganos, personajillos que en muchos casos ni siquiera son peruanos ni tienen gracia alguna. Su única característica “útil para ciertos broadcasters” es ser capaces de hacer literalmente lo que fuera con tal de recibir billete sin tener que trabajar.

Claro, son tan “conchudos” y de mente tan limitada, que en su vocabulario lo que ellos hacen es trabajar. Prostituyen sus vidas, exhiben a sus hijos, sacan sus trapos sucios y los ventilan en televisión nacional, no tienen ni un ápice de vergüenza. Celebran cuando los tildan de “mantenidos”, lloran lágrimas de dinosaurios (las de cocodrilo hace rato les quedaron chicas) todo con tal de no sudar trabajando de verdad.

El impresentable de Ítalo Villaseca salió en pantallas llorando a moco tendido cuando se le pidió explicaciones por la farsa armada por él para reingresar al Perú junto a su mujercita (que se dice madre, pero no lo es, no basta con dar a luz a un niño, ser mamá es una vocación que esta desgracia de personajillo está lejísimos de entender). El bueno para nada gimoteaba entre soponcios inventados, que se habían visto obligados a regresar pues en Colombia tenían que comer “arroz quemado con huevo”.

Clarísimo el mensaje de esta paria social, en Colombia no es que no hubiera oportunidades laborales, sino que nadie les quería pagar sus escándalos. Ya sabía que la televisión peruana se ha dedicado a mantener malvivientes, y bueno, se sinceró el vago aceptando que quería regresar a ese plan de vida. Saquen números, en apenas días la mujercita seguía paseando su embarazo por mercados y plazas, para salir en reportajes. Insultando a su hermana, otra que vive de sus amoríos y vergüenzas, y celebrando un baby shower en un mercado de Independencia.

Pero no se trata de deslindar culpas, o endilgárselas todas a los “mantenidos”, los grandes culpables son todos esos canales de televisión, medios impresos y webs que se ceban en estos personajes. Los critican, se ríen de ellos, pero les bajan dinero para que sigan siendo portadas y vayan vendiendo.

Los programas de chismes, sobre todo de Frecuencia Latina, América Televisión y ATV tienen en su nómina secreta a varias Greysis, Ítalos, Milenas Zárate, y otros. Han vuelto parte de nuestra cultura a Susy Díaz la “mamacita de los canjes”. Ella se comprometía en calidad de exclusiva para un medio de comunicación que hasta a hacer un reality a Disney la enviaron.

En el Perú hay pobreza, la auténtica miseria, de niños que mueren de hambre, padres y madres dispuestos a trabajar, pero son explotados, ancianos que ven morir sus días en la dejadez más dolorosa. Pero prefieren darles el dinero a jóvenes que bien podrían salir a la calle y “ganarse el pan”. Los dueños de esos medios de comunicación no son meros cómplices, son culpables, responsables por el ejemplo que les entregan a los niños. Los verdaderos protagonistas de la televisión basura que se pueden ir a disfrutar de un espectáculo cultural de gran catadura como el concierto de André Rieu o la obra de Ricardo Darín, pero saben que pagaron sus entradas exhibiendo a lacras televisivas como las mencionadas.

Foto: Ojo

 

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