Con Inés Melchor, carta de triunfo

 

Las guerreras y combatientes de ficción, de implantes y colorido maquillaje, deben estar pasando la peor vergüenza ante Inés Melchor convertida en la deportista que se ha convertido en orgullo de los peruanos.

Inés Melchor con su aparente fragilidad es un huracán para hacerse de medallas y honores válidos en la escena internacional donde brilla como una maratonista de élite mundial.

Las guerreras bambeadas no le llegan ni a los talones a la nacida en Acombambilla, Huancavelica, al reflejarse empequeñecidas ante la tromba ganadora de Santa Inés Melchor Huiza, nombre completo de nuestra laureada atleta.

En los Juegos Olímpicos de Londres 2112 la peruana cruzó la meta en el puesto 25 siendo la primera sudamericana en hacerlo. Hoy repite el plato al clasificar a los Juegos Olímpicos de Río 2016 con los mejores augurios de poder estar en el pelotón de las diez primeras.

Con Inés Melchor los peruanos sentimos un orgullo real tratándose de una atleta que en cada salida al exterior se baña de oro y rebaja los récords nacionales sea en los 10 mil metros planos o el maratón de los 42 kilómetros.

Pequeña pero de gran corazón
Qué bravura de esta pequeña atleta que no tiene la exuberancia de las pintarrajeadas concursantes de la caja boba para erguirse como una completa atleta que se devora las distancias con el sustento de una vida sana.

Con Inés ya pueden los dirigentes del atletismo ver facilitada su tarea al tener un ejemplo cercano, un inicio para forjar valores de la talla de ella.

No más queda que los ayayeros y oportunistas de siempre se acerquen a ella para hacerse de notoriedad ante la popularidad alcanzada en el deporte, actividad a la que se le niega el apoyo debido.

Es sabido que el deporte peruano carece de muchas cosas, falta de apoyo para las atletas de élite y sustento para que se dediquen al deporte sin distracciones ni apremios económicos.

Inés Melchor es la nueva figura emblemática del atletismo peruano como en su momento lo fueron Carmela Bolívar y Edith Noeding, nuestra reconocida “Gacela de Oro”.

Esta es la mejor ocasión de ayudarla para que aporte lo mejor de sus condiciones porque de repente es la mejor carta para un nuevo oro olímpico, como lo hizo Edwin Vásquez Cam en la Olimpiada de Londres 1948.

 

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