Estamos en el preludio de las festividades navideñas y el mundo futbolero no es ajeno a este ambiente de entusiasmo y alegría. Para algunos (no son pocos) el mejor regalo de Navidad es la caída en desgracia de Manuel Burga. Para este columnista esta situación no es motivo de festejo, basta pensar en el drama que debe estar viviendo su familia. Mejor enfoquémonos en algo más positivo, los “jales” futbolísticos, que para un buen hincha pueden ser como un regalo.
Por ejemplo, en tienda de Universitario de Deportes nada suena mejor que la anunciada llegada de Diego Guastavino. Desde el 2013 con Ángel Comizzo como técnico es de seguro el último buen refuerzo extranjero que llegó a la “U”. Los demás han sido decepcionantes, algo así como saldos de oferta (aunque algunos cobraban como objeto de lujo). El uruguayo aún no firma (por lo menos hasta este momento) pero todo indica que ya es una realidad. Los demás obsequios en Ate no son impresionantes, Raúl Tito (es una apuesta juvenil) y Miguel Trauco va más como un refuerzo serio, analizado, para cubrir un espacio donde podría destacar por lo mostrado en equipos de provincias.
Alianza Lima ha decidido apuntar al técnico. Y así tenía que ser pues desde la ida de Guillermo Sanguinetti ni Gustavo Roverano (no trascendió de unos contados partidos donde sorprendió y luego demostró falencias en planteamiento), ni Francisco Pizarro tenían lo suficiente para llenar el vacío en el banquillo. Roberto Mosquera llega a La Victoria y sabe que no está cayendo en la casa de lujo donde se afincó en los últimos tiempos (primero en Sporting Cristal y luego en Juan Aurich) pero si llega a un hogar de barrio, de tradición, con obligación de campeonar. Levantar la copa con Alianza no es como hacerlo en otros equipos, es el festejo de un pueblo, de medio Perú. Mosquera suele llegar con sus “caseritos” bajo el brazo, pero no se sabe si el presupuesto íntimo alcanza para albergarlos.
Sporting Cristal es como el “niño rico”, tiene la billetera para salir a gastar. De tajo ya jaló dos de los nombres más impresionantes del mercado, dos extranjeros que se ubican en el mediocampo y han sido dueños del desequilibrio en Alianza Lima y Real Garcilaso. Gabriel Costa y Alfredo Ramúa son definitivamente lindos regalos para el hincha bajopontino, pero para ellos quizás la mejor sorpresa sería Erick Delgado de gran año en Deportivo Municipal. Al único que este “jale” le aguaría las fiestas sería a Diego Penny. Veremos cómo se pinta la cosa.
Los clubes de provincia andan un tanto demorados. Sólo suena la Universidad César Vallejo que estaría moviendo el cotarro, pero aún no hay grandes anuncios. Se habla de otro uruguayo ex Alianza Lima: Pablo Miguez. Lo cierto es que antes los “jales” eran tema de portadas recién en el mes de enero, pero desde hace unos años estos ya son comunes en noviembre y diciembre. Llegando a derivar en castigos “solapas” como el de Diego Manicero, restringido en Sporting Cristal para los partidos de definición al haberse “filtrado” un preacuerdo con Universitario de Deportes.
La otra cara de la moneda, los futbolistas que se encuentran con el final de sus contratos. Hoy dos nombres suelen ser muy tocados en Universitario: Antonio Gonzalez y Néstor Duarte, quienes ven finiquitada su estadía en la “crema”. En el primero de los casos es más doloroso pues se trata de un referente que muchas veces resignó posibilidades de llegar a clubes que le ofrecían mejores salarios y ahora con su carrera en el lógico declive recibe un “portazo” inmerecido y cruel. Aún están tiempo de impedir esta injusticia.
Foto: El Bocón