Pobreza en cotas impensables hace tiempo

 

Según la European Anti Poverty Network (Red europea de lucha contra la pobreza), el compromiso de España con la Red era que en cuatro años hubiera 1.400.000 pobres menos. Pero hoy no sólo no hay menos pobres sino que hay 1.300.000 pobres más: 2.700.000 pobres más respecto a los compromisos contraídos, porque el gobierno en verdad no se ha preocupado en absoluto por reducir la pobreza. Cero. Porque reducir el número de pobres no se logra con rentas mínimas de limosna, que, además, apenas se dan.

¿Quiénes son pobres? Los individuos que vivan solos e ingresen menos de 6.278 euros al año. O cuando viven dos personas e ingresan menos de 9.400 euros anuales. O dos adultos y un menor e ingresan menos de 11.300 euros al año. Hagan cuentas y vean cómo vivirían con esos ingresos. Un dato significativo, por cierto, pero hay otro indicador europeo de pobreza (tasa AROPE, At Risk Of Poverty and Exclusion) que concreta la población que soporta privaciones materiales severas. Según esa tasa son pobres quienes no pueden afrontar cuatro de estos seis gastos: Pagar la hipoteca o alquiler de la vivienda. Comer carne o pescado tres veces por semana. Encender la calefacción para que la vivienda en invierno no sea una nevera. Disfrutar de una semana anual de vacaciones por lo menos. Poder afrontar gastos razonables imprevistos. Tener teléfono, televisión y lavadora.

¿Cuánta gente hay que no puede poner la calefacción, disfrutar de una semana de vacaciones, comer carne o pescado tres veces por semana ni puede pagar gastos imprevistos? Según Red Europea de Lucha contra la Pobreza, en el 2013 había en España cerca de 13 millones de personas pobres, algo más del 27%. Una enormidad. Y, desde el 2009, la cantidad de pobres ha aumentado más de 2,5 puntos, por lo que es probable que la tasa de pobreza aumente, vista la actuación del gobierno. Y algo muy esclarecedor: las tasas de pobreza no se redujeron en los años de crecimiento económico. ¿Y por qué no? Porque este sistema, el capitalista, está acabado. En las previsiones para los siguientes noventa años, el crecimiento será bajo y sin crecimiento este sistema está visto para sentencia. Y, por supuesto, no hay atisbo alguno de que se albergue la menor intención de repartir la riqueza. Lejos de aportar algo positivo a la humanidad como ocurrió al principio al sustituir a los sistemas feudales y absolutos, según nos recordó el profesor José Luis Sampedro, hace tiempo que este sistema camina hacia la desolación del mundo y no solo por el cambio climático que puede acabar con la Humanidad.

La pobreza aumenta sobre todo porque el capitalismo que soportamos no permite acabar con ella. Si añadimos además que, en nuestro caso, el capitalismo español es cutre y corrupto, un capitalismo de amiguetes fruto de cuatro décadas de ominosa dictadura, se explica mejor porque aquí aumenta más la pobreza y avanza la desigualdad a mayor velocidad que en el resto de Europa, salvo Rumanía y algún otro país también desestructurado.

La crisis contribuyó a aumentar el empobrecimiento, por supuesto. Pero este capitalismo neoliberal, predador, que usa la austeridad y el pago de la deuda pública para dominar a los pueblos, es el que aumenta la pobreza y genera mayor desigualdad. Así las cosas, incluso la Comisión Europea (que no es precisamente de extrema izquierda) ha denunciado la política social del gobierno español por la alta tasa de pobreza y el aumento de desigualdad. ¡Cómo será! Según GESTHA (Sindicato de Técnicos de Hacienda) en su informe Adiós a las clases medias, la precariedad laboral en España aumentó hasta afectar casi al 44% de la población.

Pero no solo la Comisión Europea, también la ONU acusó al gobierno del Partido Popular de llevar a la pobreza a la cuarta parte de población española. Un informe del Comité de Derechos Económicos y Sociales de la ONU criticó abiertamente los recortes que perjudicaron de forma desproporcionada a los más desfavorecidos. Y aseguró que los recortes perjudican sobre todo a mujeres, niños, discapacitados, adultos y jóvenes en paro, personas mayores, gitanos e inmigrantes. Millones. Y añadía la ONU que el salario mínimo interprofesional de España no permite una vida digna. Sería un experimento interesante que la gran patronal, banqueros y gobierno se preguntarán en serio cómo vivirían con 648 euros al mes. Y eso con suerte, porque hay salarios aún más precarios y bajos.

Y, mientras la pobreza vuelve a cotas impensables hasta hace un tiempo cercano, cotas que se acercan a las de la posguerra y primeras décadas de la dictadura franquista, las empresas del Ibex, las más poderosas y grandes del país, aumentan un 37% sus beneficios al tiempo que rebajan el sueldo medio de sus empleados un 1,5%. Para que quede claro quién manda aquí.

Ya pueden vender los embustes que quieran sobre la presunta recuperación y salida de la crisis, porque las condiciones objetivas reales de la mayor parte de la gente común son otras e innegables.

 

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