¡Qué difícil es gritar gol!

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Es lo único que pensaba al terminar de ver el triunfo colombiano sobre Perú en la calurosa Barranquilla. ¿Cuánto nos cuesta hacer un gol?. Muchas veces como el jueves 8 de octubre estamos frente al arco contrario y fallamos clamorosamente. Es en ese momento que los comentaristas peruanos empiezan a pronosticar “hay aroma de gol”, “es un aviso”, “ya viene el gol”, pero nos quedamos viendo con el corazón en la mano y nada. Llegó un gol, es cierto, el segundo de Colombia.

Después empieza la tortura del resumen del partido, las imágenes repetidas de Paolo Guerrero rematando contra el palo del arco de David Ospina, Yordy Reyna definiendo a un costado del pórtico del arquero colombiano que ya estaba vencido. La cantidad de veces que André Carrillo desbordaba ante la defensa cafetera para terminar errando el pase final. Y, para remate, nos quedamos constatando la facilidad de Teófilo Gutiérrez y de Edwin Cardona para anotar. No se sí sea equitativo decir que los goles rivales son fáciles, pero en comparación con los peruanos así se sienten. Siempre llegan a un arco donde el arquero se inmola, pues la defensa se quedó en la jugada anterior.

¿Ricardo Gareca se equivocó?. Pienso que no tanto, a pesar de los infaltables críticos. Los cambios no fueron malos. Paolo Hurtado reemplazó a un Carrillo que ya había hastiado con sus errores en la última jugada y Reyna entró por un Claudio Pizarro que demostró eso de que “los años no pasan en vano”. Perú recuperó ataque con la presencia de estos jugadores en cancha y Colombia pudo ceder el empate de no ser por nuestras propias falencias. Estoy seguro que el Tigre trabaja la definición en los entrenamientos. Pero debe seguir haciéndolo, metérselos en el ADN, acostumbrarlos a gritar gol y no a levantar la cara al cielo buscando una respuesta celestial.

Desde la Copa América lo vengo diciendo. Uno de los jugadores que no termina de explotar en la selección es Carlos Lobatón. En Sporting Cristal se ha vuelto común la frase “un tiro libre de Loba ya es medio gol”, pero con la rojiblanca sus ejecuciones son totalmente intrascendentes, no llevan peligro. Hasta Christian Cueva logró apuntar al arco de un atento Ospina. El crack “celeste” siempre la tiró demasiado alta o a la barrera. Entendemos que es uno de los que aporta en la marca y la organización, pero para ello hay otros futbolistas en el medio peruano. Lobatón tiene que dar lo mismo que en Cristal. Si la camiseta nacional le queda grande, no importan los pergaminos, debería ir al banco.

Chile tuvo un debut importante al superar a Brasil por dos goles a cero, ahora le toca Perú en Lima. La verdad es que dudo que los campeones de la Copa América den las facilidades que sí otorgaron los colombianos. Será un rival más complicado y la presión de la localía la tenemos nosotros. No nos aguarda un partido sencillo y lo peor es que un segundo tropezón significará el peor inicio en las eliminatorias de los últimos años y el comienzo de las críticas más duras contra Gareca (que puede estar viviendo el final de su “luna de miel” con la afición peruana.).

Cierro esta columna con una frase de Ricardo Gareca al final de la jornada en Barranquilla “el camino al Mundial será duro”. Así es Tigre, muy duro. Ojalá lo entiendas si no sacamos un resultado positivo contra Chile, porque al día siguiente (con los titulares de la prensa deportiva y el abucheo de las tribunas) te va a provocar dar un paso al costado. No lo hagas, te necesitamos.

 

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