Faltaban días para el Mundial Brasil 2014, y el Real Madrid cerraba su temporada tras perder la Liga BBVA con el Atlético de Madrid de Diego Simeone, ese mismo clásico rival lo esperaba con la ilusión de arrancarle otra victoria y coronarse campeón de Europa, ganándole la final de la Champions League al soberbio cuadro merengue.
Muchos vaticinaban una salida drástica del DT Carlo Ancelotti, otros indicaban que Cristiano Ronaldo alistaba las maletas para ir a Inglaterra, donde incluso tenía dos destinos: el Chelsea de su compatriota y extécnico José Mourinho y su querido Manchester United (muy necesitado de una figura descollante).
En fin, la mayoría ponía de favorito al Atlético de Madrid, a pesar del equipazo del Real, ya sea por su fútbol práctico, su triunfo en el campeonato local donde desairó al propio Real Madrid, la capacidad goleadora de Diego Costa, la imbatibilidad bajo los tres palos del belga Thibaut Courtois (cosas de la vida, hoy ambos en el Chelsea). Y no es extraño, pues la imagen de poderoso y engreído del club “blanco” siempre tendrá detractores que disfrutan cada vez que les toca “morder el polvo de la derrota”, siempre hay un equipo soberbio, que lo gana todo, le enrostra a los demás su billetera y claro se vuelve un “antipático”.
En Italia hoy es la Juventus, para los ingleses los millones de Roman Abramovich le dan esa categoría al Chelsea, en tierras teutonas Bayern Múnich hace y deshace, en España la cosa va entre el Real y el Barcelona, pero este último cae mejor (es como Cristiano Ronaldo y Lionel Messi, el argentino tiene muchas más simpatías).
Diego Simeone le estaba haciendo “pisar el palito” al Real Madrid. Lo llevaba contra las cuerdas, soñaba con la tanda de penales donde Courtois aparecía un paso delante de un venido a menos Ilker Casillas (en el año de sus reiterados bloopers). Y llegó Ángel Di María para cambiar la historia, se hizo una jugada de crack, disparó y al belga no le quedó otra que dar rebote, Gareth Bale la empujó y el Real Madrid levantó la “Orejona”.
El argentino se fue a Brasil donde fue el mejor de la Argentina subcampeona del mundo (aún más gravitante que Messi), pero contrario a lo esperado por los hinchas del Madrid, no volvería jugar con esa camiseta. En silencio, sin explicación alguna, Ancelotti y la directiva del Real le habían bajado el pulgar. Acto seguido, Florentino Pérez salió a comprar lo más vistoso de Brasil: el alemán Toni Kroos, el colombiano James Rodríguez, el portero de Costa Rica Keylor Navas. Hasta ahora ninguno de esos nombres hacen olvidar a Di María.
Claro, James ha tenido momentos espectaculares como el primer derbi con el Barcelona, pero no se asoma ni de cerca a ese colombiano que le metió el tiro de gracia a Uruguay, Kroos siempre cumple, pero como buen teutón no transmite demasiado en la cancha, Navas se EQUIVOCÓ al fichar por un equipo donde se respeta con abnegación religiosa a Ilker Casillas. El costarricense se apuró, a pesar de jugar en la Liga BBVA con el Levante pareció no enterarse de la sufrida situación de Diego López, un buen guardameta que cometió el pecado de sustituir al capitán del Real Madrid. Seguro Navas no leyó los periódicos en la época que Mourinho tuvo que dar un paso al costado pues la interna se le había sublevado en apoyo al arquero mítico. Para colmo Ilker demostró que pese a los engreimientos es un “grande” y ha recuperado nivel, Keylor ya cambió su cojín por un rico almohadón pues de la banca no se mueve.
Así y todo, el Real Madrid es cosa seria. Ayer perdió la primera semifinal contra la Juventus en Turín, pero falta el partido de vuelta en el Santiago Bernabéu. Además metió un gol de visitante, algo que siempre ayuda en la Champions League. Sigue siendo favorito, la Juve es uno en Italia y otro lejos de su país, la lógica le da el respaldo a Ancelotti, y aún es bastante viable una final española (cuando redactó esta columna desconozco el resultado entre Barcelona y el Bayern Múnich). De ganar la Liga de Campeones es muy probable que el técnico italiano siga al mando del Madrid, de tropezar que vaya buscando equipo, quizás una llamadita a Di María para la recomendación en Old Trafford.