El periodismo performativo constituye una aproximación teórica y práctica que se distancia del paradigma tradicional del periodismo como un mero «espejo» de la realidad. Esta modalidad postula que el acto de informar no solo describe un acontecimiento, sino que participa activamente en la construcción social de la realidad que narra. Se basa en la premisa de que el lenguaje y la comunicación tienen una dimensión ejecutiva, capaz de generar efectos tangibles en la audiencia y en el entorno social. (De hacer saber a hacer sentir).
A diferencia del modelo positivista, que busca la invisibilidad y la supuesta neutralidad del reportero, el periodismo performativo reconoce e integra la subjetividad del periodista como un elemento central del relato. No se trata de ficcionalizar los hechos, sino de asumir que la selección, el encuadre y la presentación de la información son actos interpretativos que inevitablemente llevan la marca de quien los enuncia, rompiendo así con la pretensión de una objetividad aséptica.
🎭 El mecanismo de la puesta en escena
Esta vertiente periodística utiliza frecuentemente recursos narrativos y estéticos provenientes de otras disciplinas, como la literatura, el teatro o las artes visuales. El objetivo trasciende la transmisión eficiente de datos verificables para buscar la creación de una experiencia estética e inmersiva para el lector o espectador. La forma en que se cuenta la historia adquiere una relevancia casi equiparable al contenido mismo de la información.
Una característica distintiva es la ruptura deliberada de la «cuarta pared». El periodista puede interpelar directamente a la audiencia, visibilizar los procesos de producción de la noticia o incluir sus propias reacciones y dilemas durante la investigación. Al hacer transparentes los andamios de la construcción del discurso, se invita al público a ser consciente del artificio inherente a toda narración periodística.
La «performance» en este contexto se refiere a la puesta en escena deliberada de la información factual. El cuerpo del periodista, su voz, su presencia en el lugar de los hechos o su perspectiva singular se convierten en el vehículo principal a través del cual la realidad es interpretada. Es un periodismo que no solo se lee o se escucha, sino que se «siente» a través de la vivencia del narrador.
🎯 Impacto emocional y desafíos éticos
El propósito fundamental del periodismo performativo suele ser la generación de empatía o una reacción visceral (pathos) en la audiencia. Al priorizar la dimensión experiencial sobre la puramente intelectual, esta modalidad busca movilizar a la opinión pública en torno a problemáticas sociales complejas que, presentadas bajo formatos tradicionales, podrían resultar distantes o abstractas para el público general.
No obstante, esta aproximación conlleva desafíos éticos significativos para la práctica profesional. Existe el riesgo latente de que la frontera entre la información rigurosa y el espectáculo se difumine si los elementos estéticos o la dramatización terminan opacando los hechos verificables sobre los que debe sustentarse cualquier trabajo periodístico. El equilibrio entre forma y fondo se vuelve crítico.
Los críticos de esta corriente argumentan que un enfoque excesivo en la subjetividad del periodista puede derivar en narcisismo y comprometer la credibilidad del medio. Por otro lado, sus defensores sostienen que es una evolución necesaria para reconectar con audiencias saturadas de información impersonal, ofreciendo relatos más honestos sobre cómo se construye la verdad periodística.
Para los futuros profesionales de la comunicación, el giro performativo ofrece herramientas potentes para innovar en la narrativa y conectar profundamente con las audiencias contemporáneas. Sin embargo, la sabiduría en su aplicación radica en recordar siempre que la performance es el medio, no el fin; aunque la puesta en escena sea teatral, la materia prima debe seguir siendo rigurosamente periodística. La ética exige que la experiencia estética sirva para iluminar la verdad de los hechos, nunca para reemplazarla o distorsionarla.
Sobre el periodismo de consecuencias: cuando se va más allá de un titular inmediato
