Ricardo Gareca dio a conocer la lista de 24 convocados para los amistosos contra Paraguay y Jamaica a jugarse el próximo mes de junio en Trujillo y Arequipa. Los dos partidos sirven de preparación a la selección peruana para encarar la fecha doble de agosto y setiembre de las Eliminatorias Rusia 2018 donde tendremos como rivales a Bolivia y Ecuador
En la lista aparecen tres nuevos que antes no fueron llamados: Alexander Succar, Alexis Gómez y José Miguel Manzaneda, este último jugador de la Academia Cantolao con nombre de torero, aparecen en la nueva convocatoria.
En lo que va del proceso premundialista Ricardo Gareca ha probado medio centenar de futbolistas. En el camino se fueron quedando reconocidos jugadores que no son extrañados que a nadie llama la atención que se hayan quedado como piezas olvidadas.
De todos los que se quedaron como muñecos de cera es Jefferson Farfán el único resistido a que se quede en la línea de partida sin ser convocado.
La Foquita es muy querido por los hinchas y su llamado al fin parecía darse ahora que Paolo Guerrero no podrá ser de la partida ante Bolivia por el tema de las tarjetas amarillas.
Detrás de la negativa del ‘Tigre’ algo no encaja. No se puede desperdiciar el talento de Farfán tratándose de un futbolista que llena los requisitos para ser indispensable en la formación peruana.
Si las pesquisas de los que son cercanos a la selección son ciertas, el asunto parece ser de disciplina. El ‘Tigre’ que empezó el proceso con muy poca firmeza se endureció con el tiempo. A punto que dejó sin convocar a muchos de los intocables.
Con todo, Jefferson Farfán merece una oportunidad. Esta era la propicia y no sabemos si habrá otra porque se acortan las fechas para que el proceso eliminatorio llegue a su fin.
Ahora bien, de los tres convocados y que ha sido etiquetados como sorpresas, la de Manzaneda es la más acertada. Es un jugador interesante, hábil y con pólvora para llegar al gol.
Manzaneda si tiene minutos podrá mostrar las bondades de su fútbol inquietante y solidario, encarador y por encima de todo, rinde fidelidad al juego bonito del que muchos hablan como decadente pero los que lo desaprueban al final aplauden.