Materialismo eliminativo: teoría que desafía nuestra noción de creencias y conciencia

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En el vasto campo de la filosofía de la mente, el materialismo eliminativo se erige como una de las posturas más polémicas y fascinantes. Esta corriente de pensamiento, a menudo asociada con los filósofos Paul y Patricia Churchland, propone una idea que va en contra de nuestra intuición más básica: que los estados mentales que creemos tener, como las creencias, los deseos y el dolor, en realidad no existen. Para los eliminativistas, nuestra forma de hablar sobre la mente es una teoría obsoleta que debe ser descartada.

El corazón de la teoría es una crítica a lo que los filósofos llaman «psicología popular«. Se refiere a nuestro lenguaje cotidiano para explicar el comportamiento humano basándonos en estados internos. Por ejemplo, decimos que «llegamos tarde porque creíamos que el autobús venía a las 10». Para los eliminativistas, esta explicación es tan errónea como la antigua creencia en el flogisto para explicar la combustión.

La analogía que usan es poderosa: así como la ciencia moderna eliminó conceptos como el flogisto o las «posesiones demoníacas» para explicar la enfermedad, una neurociencia lo suficientemente avanzada nos mostrará que no hay una entidad llamada «creencia» o «deseo» en nuestros cerebros. Lo que llamamos «dolor» o «conciencia» es, en realidad, un complejo conjunto de procesos neuronales y estados físicos que la ciencia puede describir con precisión.

A diferencia del materialismo reduccionista, que busca «reducir» los estados mentales a estados cerebrales (ej. el dolor es la activación de la C-fibra), el materialismo eliminativo va un paso más allá. No solo busca una equivalencia, sino que directamente elimina el concepto mental por considerarlo fundamentalmente equivocado. Sostiene que los términos de la psicología popular son el vocabulario de una teoría fallida.

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Un ejemplo hipotético

Para entender cómo podría ser ese lenguaje, podemos usar una analogía. Piensa en la diferencia entre una explicación simple y una científica sobre por qué una persona tiene fiebre:

Explicación cotidiana (psicología popular): «Tiene fiebre porque su cuerpo está enfermo».

Explicación científica (lenguaje médico): «Tiene fiebre porque la respuesta inmunitaria a una infección viral ha liberado citocinas que actúan sobre el hipotálamo, elevando el punto de ajuste de la temperatura corporal, lo que causa una vasoconstricción y un aumento del ritmo metabólico».

Cuestionamientos

Una de las críticas más fuertes que enfrenta el eliminativismo es el llamado argumento de la autorrefutación. Si los eliminativistas afirman que las creencias no existen, ¿cómo pueden, entonces, creer en su propia teoría? El mero acto de argumentar y defender sus ideas parece presuponer la existencia de creencias, un concepto que están tratando de negar.

A pesar de sus contradicciones aparentes, la postura eliminativista ha obligado a los filósofos a repensar la relación entre el cerebro y la mente. Ha estimulado un debate crucial sobre la naturaleza de la conciencia y la posibilidad de que nuestras descripciones más íntimas de nosotros mismos sean, en esencia, ilusiones que la ciencia finalmente revelará.

Un ejemplo práctico de esta teoría es el debate sobre la Inteligencia Artificial. Si una IA logra comportarse exactamente como un ser humano, ¿podemos decir que «cree» algo? El materialista eliminativo respondería que no, que solo está siguiendo un complejo conjunto de algoritmos. De la misma forma, un cerebro humano solo sigue procesos físicos.

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Esta corriente también nos invita a reflexionar sobre la relación entre el lenguaje y la realidad. ¿Nuestras palabras realmente describen el mundo tal como es, o nuestras categorías lingüísticas limitan y distorsionan nuestra comprensión de la complejidad subyacente? El materialismo eliminativo sugiere que el progreso científico puede requerir una reestructuración radical de nuestro vocabulario, permitiéndonos ver la mente con una claridad que ahora nos es inaccesible.

En conclusión, el materialismo eliminativo es un desafío intelectual profundo que nos invita a cuestionar lo más fundamental de nuestra existencia. Nos hace preguntarnos si lo que percibimos como nuestra vida mental es una realidad o simplemente la sombra de una explicación que la ciencia aún no ha descifrado por completo. Es un recordatorio de que nuestra comprensión del mundo y de nosotros mismos está en constante evolución.