El Leipzig resolvió su duelo de este viernes contra el Augsburgo (2-1) con dos goles en un tramo de seis minutos antes del descanso para insistir en la persecución del líder, el Bayern, más allá del susto final que promovió el 2-1 de su oponente.
Dirigido por la actividad de Dani Olmo e impulsado hacia la victoria por un polémico penal que anotó él mismo. Por ahora nada más es una presión relativa, porque la distancia desde su segunda posición al liderato pasa de siete a cuatro puntos.
El 2-0 hasta el minuto 75 contribuyó a un esfuerzo medido hasta entonces del Leipzig para el inicio de esa imponente eliminatoria europea, que comenzará en Budapest por las restricciones en Alemania a la entrada de ciudadanos procedentes del Reino Unido para contener la propagación de la cepa británica de la Covid-19.
El Leipzig no sintió algunas rotaciones, cuya superioridad fue indudable antes, durante y después del encuentro. Quizá no tan expresiva como se presupone sobre el terreno, pero sí suficiente; de sobra para ganar al Augsburgo, que no está en su mejor momento: ha perdido seis de sus últimos siete duelos en la Bundesliga.
A 9 grados bajo cero, su resistencia defensiva, primero sostenida por su portero Giekiwicz en una falta directa de Nkunku, duró 38 minutos. Un penal discutible y discutido abrió el triunfo del Leipzig. Necesitó una doble ocasión Dani Olmo. La primera la repelió ágil Giekiwicz; la repetición -el guardameta había superado la línea- la transformó con más potencia (1-0).
No había asumido aún ese tanto el Augsburgo cuando recibió el 2-0; un obsequio de Poulsen a Nkunku en el m.43 que reflejó en el marcador una sensación generalizada, que la victoria sería del mejor local de la Bundesliga, hasta el último cuarto de hora, hasta que un penal reavivó un partido que parecía resuelto.
Lo marcó Caligiuri (2-1). Y lo sufrió el Leipzig, ganador con un apuro imprevisto. El próximo martes espera el Liverpool.
https://youtu.be/6RVkm_w0qyI
Foto EFE/vídeo Youtube
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