VIRGINIA.– El ex refugiado cubano, Hareton Jaime Rodríguez Sario, se salvó de la pena de muerte al confesar que decapitó a su novia, Elizabeth Rodríguez Rubio, de 41 años, y su nieta Angie Caroline Rodríguez, de 12, en agosto pasado.
El criminal decapitó los cadáveres de sus víctimas antes de arrojar los restos en el parque nacional de Shenandoah, a donde condujo a los detectives para corroborar su macabra versión de ¿los hechos.
Rodríguez Sariol, conocido por ser uno de los 26 cubanos que llegaron una balsa a los cayos de la Florida en abril de 2016,
Los fiscales establecieron que Rodríguez Sariol y las víctimas iban de regreso a casa después de asistir a un servicio religioso en Virginia. Los adultos discutieron por un buen rato hasta que Rodríguez Rubio perdió el control del vehículo y cayeron a un barranco.
La mujer fue a la silla de atrás a atender su nieta ya que había sufrido un golpe en la cabeza.
Rodríguez Sariol dijo a las autoridades que en ese momento perdió la cordura al ver un mensaje en el teléfono de su novia. El hombre no especificó el contenido del texto, pero dijo que lo llenó de celos y rabia.
El hombre tomó una pistola y apunto a Rodríguez Rubio. La niña se puso en frente de la abuela, pero el sujeto le disparó en la cabeza y la mató. Luego ejecutó a la abuela con un tiro en la testa y otro en el pecho.
El hombre escondió los cuerpos y tomó el vehículo. Fue a un Walmart y compró cuchillos, guantes y encendedores. En su confesión dijo que decapitó los cadáveres y puso las cabezas en bolsas.
Los cuerpos los arrojaría en el parque nacional. Después prendió fuego al automóvil del accidente y arrojaría el arma en un terreno. Al día siguiente volvería por las cabezas en un auto de su trabajo y las enterraría cerca de la autopista I-81.
Tras su confesión el asesino será sentenciado el próximo 12 de febrero y se espera que sea condenado a la cadena perpetua. (ECHA- Agencias)