Mediación intercultural para evitar la mutilación genital en niñas migrantes

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MADRID.-  La mediación entre culturas es una de las claves para evitar que niñas que llegan a países como España sean llevadas a su lugar de origen para que sufran mutilación genital.

Alrededor de tres millones de niñas en el mundo corren el riesgo cada año de sufrir mutilación genital femenina, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

A la preocupante prevalencia de la ablación en zonas de África, Asia y Oriente Medio, en algunos países superior al 75 %, se suma el peligro adicional que sufren muchas niñas emigrantes procedentes de estas regiones de viajar con sus familias a sus lugares de origen para ser mutiladas.

En España, 15.562 niñas de entre 0 y 14 años corren este riesgo, según el informe “La mutilación genital en España”, elaborado por la Fundación Wassu-UAB en colaboración con la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género.

Desde ONG como Médicos del Mundo trabajan para prevenir esa costumbre mediante formación y trabajo con instituciones y organizaciones, gracias a una red de mediadoras de origen subsahariano afincadas en España, que actúan de puente entre las tradiciones más arraigadas de sus comunidades de origen y el marco social y legislativo español.

CONCIENCIAR DESDE ESPAÑA

Aisse Dansoko, mediadora intercultural de Médicos del Mundo, explicó este viernes a Efe que una parte muy importante de su labor es formar a profesionales y familias migrantes subsaharianas en las claves de las diferencias culturales, para trabajar en la erradicación de esta práctica y en el bienestar de las niñas en riesgo de padecerla.

“Como mujer que ha sufrido la mutilación genital femenina sé de lo que hablo”, afirmó Dansoko, originaria de Malí, donde la prevalencia de la mutilación genital femenina es del 85,2 %, según la OMS.

La mediadora hace hincapié en la importancia de sensibilizar a las dos partes, insistiendo en que desde España muchas veces se ve la ablación como “una cosa de bárbaros” y no se profundiza en la tradición cultural y religiosa que hay detrás, para entender “por qué se practica y por qué se mantiene”.

“Hay familias que ya están sensibilizadas sobre la mutilación genital femenina, pero que lo hacen en contra de su voluntad por la presión de la familia extensa”, aseguró Dansoko, que añadió que ofrecer herramientas a estas familias desde España puede contribuir a que trasladen esta sensibilización a sus comunidades de origen.

UN COMPROMISO POR ESCRITO

Médicos del Mundo aboga también por la generalización del compromiso preventivo, un documento en el que la familia se compromete a no mutilar a su hija durante su estancia en su país de origen y a permitir que la revise un pediatra al regreso del viaje.

Con este documento no solo se informa de los riesgos psicológicos y para la salud que puede tener su hija, sino también de las consecuencias jurídicas de permitir esta práctica, considerada en España como delito de lesiones castigado con penas de 6 a 12 años de cárcel, que puede comportar además la retirada de la patria potestad a la familia.

Una de las cuestiones claves para las familias es responder a la presión de la comunidad para mutilar a sus niñas, por lo que el compromiso preventivo ayuda a los padres a argumentar en sus países de origen su oposición a esa costumbre, señalando que con la firma de este documento se han comprometido a proteger a sus hijas, y que, si no cumplen, tendrán problemas con la ley.

Más de 200 millones de mujeres en el mundo viven con las consecuencias de la mutilación genital femenina, según la OMS.

Organismos como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) alertan de que la pandemia de covid-19 lastró los esfuerzos por erradicar una práctica reconocida internacionalmente como una violación de derechos humanos y una forma extrema de discriminación de la mujer.

Con motivo del día de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, que se celebra cada 6 de febrero, Unicef advierte del riesgo de que el cierre de colegios como consecuencia de la covid-19 y la interrupción de programas de ayuda para niñas en países donde es común esta costumbre produzcan dos millones de casos adicionales de víctimas en la próxima década. EFE