El escritor limeño Julio Ramón Ribeyro es uno de los cuentistas más reconocidos del Perú por sus historias en las que retrata la difícil situación que pasan los que viven en los estratos sociales más bajos, siendo su libro más conocido “La Palabra del Mudo” que recopila sus mejores textos.
Con una vasta relación de cuentos escritos en vida, aquí te vamos a dar una sugerencia con 8 cuentos de Julio Ramón Ribeyro para que puedas conocer algo de la temática que toca este genial escritor peruano.
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— Crónica Viva (@cronica_viva) September 6, 2015
Los gallinazos sin plumas
Primer cuento publicado por el escritor, relata la historia de los niños Efraín y Enrique que viven explotados por su abuelo desalmado, don Santos, que tiene un problema de cojera por su pata de palo.
Todos los días van a los basureros a buscar algo para que el chancho que cría su abuelo pueda comer; un día Enrique encuentra un perro que adopta y lleva a la casa convirtiéndose en el mejor amigo del niño hasta que en una ocasión que salen a buscar comida don Santos lo arroja para que sea comida del chancho, cuando el pequeño regresa a casa descubre lo que sucedió hace que su abuelo sienta lo que pasó su pequeño cachorro.
Alienación
Relata la historia del zambo Roberto López que “quería parecerse cada vez menos a un zaguero de Alianza Lima y cada vez más a un rubio de Filadelfia”. Por esta obsesión, y el desprecio que recibe por parte de Queca, una chica de la que todos se enamoraban, realiza una serie de acciones (desde pintarse la piel hasta teñirse el pelo) para ser parecer lo menos negro posible.
En estas peripecias conoce a José María Cabanillas, otro afroperuano que comparte los mismos deseos. Juntos aspiraban viajar a Estados Unidos intentando todo tipo de formas de hacerlo, terminando todas en rotundos fracasos. Cuando se enteran que en Corea los que iban a pelear en la guerra desde el frente estadounidense por un año tenían como premio su nacionalización estadounidense, decidieron viajar sin pensarlo dos veces. Tiempo después regresa Cabanillas, que perdió las piernas, anunciando que el negro López murió en la guerra.
Por las azoteas
Cuenta como un niño de 10 años se consideraba el rey de las azoteas, que en la de su casa nadie mandaba más que él hasta que un día, saliendo de su reino, descubre a un hombre sentado en medio de otra azotea que al preguntarle quién era respondió que era él el rey de las azoteas, generando una discusión con el niño que luego de un momento logran resolver.
Después de varias pláticas se hicieron amigos. Un día, cuando cayeron en cuenta de que el fin del verano estaba cerca, el hombre viejo le regala un libro al niño. El pequeño lo lleva a su casa y le enseña a sus padres, a lo que ellos, cuando se enteran quién le regaló ese libro, le prohíben que vuelva a ver al hombre. Después de varios meses el niño regresa y no lo encuentra.
La insignia
Comienza con el paseo de un hombre por el malecón que observa un objeto brillante en el basurero que recoge con mucha curiosidad, al ver que se trataba de una insignia de plata la guarda en su bolsillo olvidándose de su existencia por mucho tiempo. Un día que manda a lavar el saco le devuelven la insignia completamente limpia en una caja, al notar el detalle decidió lucirla.
Desde ese momento comenzaron a darle un mejor trato en varios lados y un día, de forma muy misteriosa, lo invitaron a una reunión a la que asistió. Desde ese primer día comenzó a cumplir una serie de labores asignadas, todas muy absurdas, así lo fueron subiendo de grado, enviando a misiones especiales y hasta lo nombraron presidente de la institución, pero nunca supo de qué se encargaba la institución.
Solo para fumadores
Este relato está en la frontera entre el cuento extenso y la novela corta. Narra pasajes autobiográficos de Julio Ramón Ribeyro en la que describe todas las etapas de su vida como fumador. Los buenos y malos momentos, hasta las enfermedades que terminaron ocasionando su figura muy delgada. En esta historia Ribeyro no habla ni a favor ni en contra del tabaco, solo cuenta lo que le pasó en un relato que cautiva al lector. Es su último cuento y el más extenso.
