Día del Técnico de Enfermería: trabajadores que sirven con amor y alivian cualquier dolor

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Su labor se caracteriza por la vocación de servicio y el empeño que le ponen a cada una de sus funciones, convirtiendo al Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN) en su segundo hogar y los pacientes, en su familia. Se trata de un grupo de más de 550 técnicas y técnicos en enfermería que se dedican al cuidado y atención de los más pequeños.

Por ello que cada 6 de mayo se busca reconocer la labor que realizan, convirtiéndolos en una parte fundamental dentro del equipo multidisciplinario que brinda atención.

Julia Trevejo López es técnica en enfermería del Servicio de Otorrinolaringología y tiene 34 años trabajando en el instituto, sus labores se centran en el aseo de los pacientes, ordenar los ambientes, brindarles sus alimentos, mantenerse pendiente de ellos y, sobre todo, mantener la cordialidad que la caracteriza.

“Buscamos brindarles confort, nuestra labor es estar con ellos, ser como una mamá, les narramos cuentos, cantamos, cuidamos. Nuestro trato es cercano, los queremos bastante y nos llegamos a encariñar mucho con los niños que tienen estancias más prolongadas”, narró Trevejo López.

Cuando un paciente se va, la invaden muchas emociones, desde alegría por su recuperación, hasta tristeza porque ya no lo verán seguido. Con algunos de ellos mantienen contacto, otros las visitan en el instituto y algunos pocos solo les quedan los buenos recuerdos.

Julia se retirará de sus funciones dentro de muy poco, pero se siente agradecida por todo lo vivido en el INSN, así como las anécdotas que llevará con ella para siempre.

“Le doy gracias a Dios por permitirme trabajar aquí y aportar un granito de arena. Me da mucha pena pensar que me retiraré porque esta institución es como mi segunda casa”, agregó con lágrimas en los ojos.

Así como ella, la técnica en enfermería del Servicio de Medicina C, Liliana Olortegui Lara, tiene 25 años en la institución y también la considera como su segundo hogar, pues le ha permitido adquirir muchos conocimientos y trabajar en equipo con otros profesionales de la salud.

“Todos los días vengo con alegría porque considero al INSN mi segundo hogar, ver a los niños me emociona. Mis mañanas comienzan con la atención básica de los pacientes, los aseamos, vestimos y alimentamos”, explicó.

Uno de los casos que la marcó durante este tiempo, fue un pequeño de cinco años diagnosticado con cáncer a los huesos. Todos los días rezaba y le pedía a Dios para que se sane. “Me conmovió mucho ver a ese pequeño y el entusiasmo con el que le pedía a Dios”, narró Olortegui Lara.

Cuando un paciente es dado de alta, se llena de alegría al saber que los trataron bien y que regresarán a casa con sus familiares. “Siempre les decimos que se cuiden, sino estaremos aquí esperándolos”, culminó.

 

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