Festival de Cine Latinoamericano:15 países unidos por la diversidad cultural

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BRASILIA (Brasil).-  Con un cóctel inaugural en el emblemático Cine Brasilia comenzó ayer la octava edición del Festival de Cine Latinoamericano y del Caribe, una ventana gratuita al talento cinematográfico de 15 países unidos por la diversidad cultural.

El aire cálido de la capital brasileña traía esta vez aroma a celuloide y sonoridades múltiples.

A las 19:00, hora local, la histórica sala abrió sus puertas a diplomáticos, autoridades locales y amantes del cine para una cita anual que gana cada vez más peso en la agenda cultural del Distrito Federal (DF).

Convocados por el Grupo de Países de América Latina y el Caribe (Grulac), los asistentes fueron recibidos con un brindis que funcionó como antesala a una semana cargada de emociones visuales.

Las banderas de 15 naciones ondeaban en la entrada del recinto, como si sus colores anticiparan la diversidad de historias por venir.

Bajo un ambiente distendido y fraterno, desfilaron por el vestíbulo autoridades del Gobierno del DF, representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil y el cuerpo diplomático latinoamericano y caribeño.

La muestra, que se extenderá hasta el 18 de junio, propone un itinerario cinematográfico con entrada libre y gratuita, algo que no solo democratiza el acceso, sino que permite al público nacional sumergirse en realidades tan distintas como complementarias.

El festival no es competencia ni vitrina, sino puente cultural. Cada película, cuidadosamente seleccionada, representa una voz, una visión, una memoria.

Destacan este año propuestas con enfoques sociales, históricos y personales, que invitan a pensar los desafíos comunes desde lenguajes estéticos diversos.

Uno de los momentos esperados llegará el 16 de junio, con la proyección de la película cubana “Hello Hemingway”, dirigida por Fernando Pérez, un clásico del cine contemporáneo de la isla que explora la adolescencia, los sueños truncados y el peso de las circunstancias en la Cuba de la década de 1950.

Con su arquitectura modernista y mística particular, el Cine Brasilia vuelve a ser epicentro de una fiesta que va más allá de la pantalla, pues es una celebración del mestizaje, del diálogo entre pueblos y del poder de las imágenes para tender lazos.

Fuente y foto Prensa Latina

 

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